Así fue la tragedia de la Ruta 12: el accidente que le dejó 21 ángeles a Bogotá
Hace 20 años un trágico accidente dejó 21 personas muertas por cuenta de una volqueta que sepultó un bus escolar. Esta es la historia.
Hace 20 años, el 28 de abril de 2004 una tragedia marcó la historia de Bogotá. Donde hoy existe una estación del sistema Transmilenio, construida en la parte alta de las montañas de la localidad de Suba, transitan a diario un promedio de 3.000 personas y a pesar de lo que significa para la ciudad, muchos han olvidado el porqué de su nombre: 21 Ángeles.
A pesar de que muchos no tienen conocimiento de a qué hace referencia este nombre, existe una mujer, Hildaura Ortiz, que no logra olvidar ese oscuro recuerdo y que, por el contrario, lleva presente cómo era el terreno antes de la estación. Esta misma mujer fue a la que el destino le dio otra oportunidad, puesto que ese día tuvo una cita inaplazable.
Ortiz era la docente encargada de cubrir la Ruta 12 del colegio Augustiniano Norte, pero ese 28 de abril no pudo acompañar el trayecto porque tenía una reunión y entonces, le pidió el favor a una compañera que la cubriera.
“El lunes era que teníamos reunión, pero no se pudo llevar a cabo, entonces se postergó para el miércoles y como yo no podía ir en la ruta, le pedí labor a mi compañera Marlene Jaimes. Como ella vivía en Suba también, le dije para que me colaborara con el recorrido porque los niños no podían ir solos en la ruta”, indicó Hildaura.
Además de sus funciones como profesora de inglés en el colegio Agustiniano Norte, Hildaura era la encargada de acompañar el transporte de los alumnos que vivían en la localidad. “Mi labor era estar controlando los niños cuando se subían al bus, porque a veces los pequeñitos se querían ir para atrás y no se les podía dejar porque ellos tenían que estar adelante, más a la vista de uno”.
A las tres de la tarde de ese 28 de abril del 2004, la profesora despidió a los estudiantes y entró a la reunión. Al mismo tiempo que la ruta 12 avanzaba por la avenida Suba, también se adelantaban las labores para abrirle paso a un gran sistema de transporte.
Nelson Orlando Camelo, voluntario de la Cruz Roja y enfermero, recuerda que ese día recibió un llamado de urgencia para atender la tragedia.
Así fue la tragedia de la ruta 12 y sus 21 ángeles
“El conductor del colectivo estaba en pánico, estaba en shock, inicialmente pensamos que estaba sufriendo algo cardíaco y le preguntamos que, si le dolía el pecho, pero me dijo que no, que los niños y yo le pregunté que cuáles niños, ninguno nos imaginábamos que esa tragedia estaba sucediendo (…) fue cuando dijo que él iba detrás del bus y que vio cuando la máquina le cayó encima”, agregó Camelo.
El hombre recuerda que cuando llegó al lugar de los hechos se encontró con una escena lamentable: un bus escolar aplastado por una “máquina inmensa”.
Al mismo tiempo de esto, Ortiz recibió una llamada en la que le notificaron que la ruta con los menores había chocado con una volqueta.
“Pasadas las cuatro empezaron a sonar ambulancias, eso sí se escuchaba y cuando bajamos en la Secretaría nos dijeron que había un inconveniente con la ruta. Primero nos dijeron que se habían estrellado con una volqueta y para mis adentros pensaba en los niños”, dijo Ortiz.
El hijo de la profesora Hildaura Ortiz, que murió el 28 de abril de 2004
Desafortunadamente, la vaga información era realidad, la ruta 12 con 44 niños y dos adultos había recibido las 40 toneladas de peso de una gigantesca máquina. La docente se salvó, pero entre los pasajeros del bus viajaba parte de su corazón: Óscar Danilo Espinoza, su hijo de 16 años.
El accidente se produjo cuando el conductor de una recicladora de asfalto de 40 toneladas perdió el control de la máquina en el carril elevado, rodó 10 metros y cayó justo encima de la ruta del colegio Agustiniano.
“Inicialmente, llegaron unas grúas que no soportaron el peso de la máquina, lograron levantar algo, pero se rompieron a las líneas, entonces no fue fácil y tocó volver a esperar a que llegaran unas grúas más grandes”, añadió Camelo.
Tiempo después, la docente recibió una llamada en la que le pedían trasladarse hacia la clínica Reina Sofía para reconocer el cuerpo de un joven. Luego, cumpliendo su recorrido y reconociendo a los jóvenes de la ruta 12, terminó en la clínica Corpas con una noticia que jamás habría querido escuchar.
“Cuando llegamos había mucha gente afuera y yo alcancé a ver a Camilo Eduardo, mi hijo, el mayor y Andrés, mi otro hijo y se me acercó, me abrazó y me dijo que no eran buenas noticias, que Óscar había muerto. Sentí que me habían clavado un puñal”, narró entre lágrimas.
20 años después de la tragedia, esta docente aún guarda el recuerdo de la mirada de su hijo y de la mayoría de niños que diariamente acompañaba en la Ruta 12.