Alborada en Medellín dejó un saldo preliminar de cinco quemados: tres serían menores
Pese a las advertencias, la tradición decembrina en Antioquia dejó nuevas víctimas de la pólvora.
Noticias RCN
07:53 a. m.
Medellín y su Área Metropolitana vivieron, una vez más, la tradicional alborada que marca el inicio de diciembre. Miles de luces llenaron el cielo, y el estruendo de los juegos pirotécnicos se extendió desde la medianoche hasta la mañana.
No obstante, como cada año, la celebración estuvo empañada por tragedias. De manera preliminar, las autoridades de salud confirmaron cinco personas quemadas, entre ellas tres menores de edad, víctimas del uso irresponsable de la pólvora.
Alborada en Medellín dejó un saldo preliminar de cinco quemados
La alborada antioqueña es una tradición profundamente arraigada en la cultura paisa. Cada 1 de diciembre, a las 12 de la noche, Medellín se convierte en un escenario de luces y explosiones. Miles de familias participan en esta celebración, encendiendo juegos pirotécnicos para dar la bienvenida al último mes del año.
En este sentido, lo que comenzó como una práctica marginal se ha convertido en un evento masivo que simboliza la llegada de diciembre, un mes lleno de festividades, desde el Día de Velitas hasta la Navidad y el Año Nuevo.
Sin embargo, detrás del espectáculo de luces, se esconde una realidad preocupante, y es que la alborada no solo es sinónimo de celebración, sino también de riesgo.
Las cifras preliminares de este año confirman la gravedad del problema: cinco personas resultaron quemadas durante la noche, y tres de ellas son menores.
Estas víctimas se suman a la lista de afectados que, cada año, sufren las consecuencias del uso inadecuado de la pólvora.
¿Cuál es el origen de la alborada en Medellín?
Durante las décadas de 1980 y 1990, los narcotraficantes celebraban la llegada de cargamentos de droga con explosivos y fiestas.
En aquellos tiempos, los capos del narcotráfico encendían pólvora en sus fincas y barrios, festejando con familiares y amigos, es decir, lo que para ellos era un símbolo de éxito criminal, para la ciudad se convirtió en un ritual de violencia y miedo.
Aun así, esta práctica se popularizó aún más en 2003, durante la desmovilización del Bloque Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), cuando Diego Fernando Bejarano Murillo, alias Don Berna, ordenó iluminar el cielo de Medellín con pólvora.
Aquella noche, los estruendos eran tan fuertes que muchos habitantes no sabían si provenían de la pirotecnia o de las balas de los fusiles.
Pese a sus antecedentes, hoy la alborada se ha transformado en un evento más familiar en donde miles de personas se reúnen para compartir, disfrutar de comidas tradicionales y escuchar música navideña.