Dalia, la maestra que fue agredida y encerrada por una alumna a la que le pidió guardar el celular
Durante una clase de ética y religión, la vida de la docente cambió para siempre por la violencia de una de sus estudiantes.
Noticias RCN
01:21 p. m.
Participar en actos de violencia escolar se convirtió en una tarea fácil de hacer para algunos estudiantes. Los episodios registrados en ciudades como Cali son apenas una muestra muy pequeña de lo que sucede cuando suena la campana y la agresividad se toma el control de las aulas.
Alumnos de un colegio en la localidad de Fontibón, en Bogotá, estuvieron envueltos en un episodio presentado durante la clase de ética y religión del pasado 19 de julio en el colegio Costa Rica.
La agresión a la profesora Dalia
Eran las 10 de la mañana y estaba a punto de empezar la clase de la profe Dalia. Sin embargo, a pesar de que la asignatura iniciaba a las 10:20, muchos de sus alumnos llegaron sumamente tarde.
Dalia tenía 17 años y estaba rodeada de niños en una actividad fuera de su colegio, cuando supo que iba a dedicarse el resto de su vida a ser profesora.
Sin embargo ese martes, con 14 años de experiencia en las aulas como maestra, se enfrentó a una situación que nunca imaginó cuando intentaba enseñar a sus alumnos la importante lección de la puntualidad.
La profesora aplicaba un método curioso cuando alguien llegaba tarde, y era sentarlo en los primeros puestos frente al tablero como parte de una lección de incomodidad. “No les gusta estar al frente, ese es el lugar de exposición (…) es una estrategia para decirle: no te gusta el frente, pues llega temprano”, asegura.
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Dar clases en el mismo colegio donde se graduó como bachiller era verse reflejada en los rostros de sus alumnos. Su asignatura de ética y religión estaba enfocada en comunicación y lenguaje.
Pero el día del incidente, para varios de sus estudiantes era más interesante lo que veían en el celular que conocerla a ella, la docente provisional que llegó a brindarles su conocimiento.
Dalia cuenta que todos estaban en el celular, por lo que empezó a llamarles la atención para que guardaran los móviles. Sin embargo, para estos jóvenes era mucho más atractivo sabotear a su maestra, que escuchar lo que tenía para decirles.
Ponerse de acuerdo para hacer ruido, burlarse de los docentes y hasta enfrentarse a ellos, son algunas de las formas que tienen para salirse con la suya.
A las 11 de la mañana, en la clase de la profesora Dalia, pasó algo que ella nunca hubiera imaginado. Una de sus estudiantes, a la que anteriormente le había pedido guardar el celular, empezó a contestarle de manera grosera en frente de los demás compañeros.
Sin embargo, ahí no quedó todo. Dalia, en su busca por conservar la autoridad en su clase, decidió tomar el celular de la estudiante sin saber que esto acarrearía la peor experiencia de su carrera como docente.
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“Ella se lanza con pupitre y todo. La veo encima, me empuja, me esculca, quedó arrinconada detrás de mi escritorio y detrás del locker y ahí hago el primer llamado: alguien filme”, recuerda Dalia.
Lo cierto es que ningún estudiante se atrevía a grabar, mientras la violencia contra la profesora se convertía en un espectáculo que nadie detuvo. Golpes, intimidaciones y hasta dejarla encerrada, una escena aterradora.
Secuelas imborrables para Dalia
La lesión le dejó una parálisis parcial en rostro, una incapacidad que puede extenderse por más de mes y medio, y un dolor que nunca se imaginó que iba a sentir. Dalia afirma haberse sentido desprotegida completamente, vulnerada y rota.
Ella se sumó a la lista de profesores víctimas de violencia en las aulas, agresiones que llegan de estudiantes, de otros profesores, directivos o acudientes inconformes. Las consecuencias son devastadoras y la mayoría de las veces silenciosas.
La salud mental de los maestros
La situación de muchos docentes es dolorosa. De los 2.250 que hay en el municipio de Soacha, al menos 450 están en tratamientos psiquiátricos por episodios que viven en las aulas.
Muchos de ellos sienten que la ley los amarró, porque “si usted regaña a un estudiante se le vienen encima”.
Los directivos de la institución consideran que se están quedando cortas las estrategias de convivencia a nivel nacional, que buscan afrontar el problema de violencia escolar.
En este mundo en donde alguien no está haciendo bien su tarea, ya sea en la casa o en la escuela, los jóvenes siguen viviendo sus luchas personales y familiares mientras desatan todo su malestar ante figuras de autoridad que solo quieren educarlos.