El barrio de los sobrevivientes: Guillermo recuerda con dolor el día que Armero desapareció
Guillermo aún guarda un álbum de fotografías que cuida celosamente como su mayor tesoro tras la tragedia.
Noticias RCN
09:33 p. m.
Guillermo Roa es uno de los sobrevivientes a la avalancha en Armero que comenzó de cero en el barrio Minuto de Dios, en Guayabal, después de la tragedia que acabó con este municipio el 13 de noviembre de 1985.
“Cuando fue amaneciendo, ahí fue el acabose de mucha gente. No se veía el pueblo por la neblina. Yo solo pensaba en volver a mi casa”, recuerda Guillermo. La claridad llegó con el vuelo de una avioneta que sobrevoló la zona y confirmó lo impensable: Armero había desaparecido.
“La mejor forma es que averigüen cuántos habitantes tenía Armero y de ahí saquen la cuenta. No sobrevivió ni el 2%”, dijo entonces el piloto, palabras que aún retumban en la memoria de Roa.
La casa grande que servía de punto de encuentro familiar quedó reducida a escombros. En medio del dolor, Guillermo guarda como su mayor tesoro un álbum de fotografías que alimenta sus recuerdos. “48 muertos, familiares. Por parte de ella y parte mío, 48 familiares muertos”, repite junto a su esposa, con la voz quebrada.
De la tragedia al renacer
La vida en Guayabal comenzó bajo carpas improvisadas, en terrenos asignados para los sobrevivientes. Poco a poco, con esfuerzo y esperanza, se levantaron nuevas viviendas. Así nació el barrio Minuto de Dios, símbolo de resiliencia y reconstrucción. “Lo recuerdo todo, mi pueblo, mi gente. Pero aquí empezamos de nuevo”, dice Guillermo.
Su memoria conserva imágenes imborrables: la noche en que su linterna de alta potencia guió a más de 100 personas hacia un lugar seguro junto al cementerio, y también la impotencia de ver cómo una madre y sus seis hijos quedaron atrapados en el barro.
“Se sacaba un balde, se entraban dos. No se pudo. Ya no gritaban, se ahogaron allá en el barro. No he podido salvarlos”, confiesa con tristeza.
La casa número nueve
El renacer llegó con el sorteo de viviendas del Minuto de Dios. Guillermo aún guarda la ficha de aquel día. “Cogí la llave y se me cayó a la talega. Revolví y saqué la casa número nueve. Me arrodillé y le di gracias al Señor. Esta casa la cuidé siempre, porque era nuestro nuevo comienzo”, relata emocionado.
Hoy, 750 familias fueron ubicadas en 13 barrios de Armero Guayabal. Aunque lograron un lugar para vivir, muchos como Guillermo sienten que su esencia quedó atrapada en el pueblo perdido.
Sin embargo, su historia es testimonio de valor y determinación: la capacidad de levantarse después de haber vivido la peor de las tragedias.