El largo adiós de Jacob Horta: 27 años de espera y un duelo inconcluso

En 1998, cuando tenía apenas 14 años, fue reclutado por las FARC en la zona rural de Ataco, Tolima.


Noticias RCN

mar 17 de 2025
08:25 a. m.

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La historia de Jacob Horta Rodríguez es una de las miles que reflejan el impacto del conflicto armado en Colombia. En 1998, cuando tenía apenas 14 años, fue reclutado por las FARC en la zona rural de Ataco, Tolima.

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Desde ese momento, su familia nunca volvió a verlo con vida. Su madre murió esperando su regreso y su padre, Alfonso Horta, pasó casi tres décadas en una búsqueda incansable, aferrándose a la esperanza de volver a abrazar a su hijo. Finalmente, 27 años después, recibió sus restos.

Jacob, un hijo que nunca volvió a casa

Jacob era el mayor de la familia, un niño campesino que crecía en el campo con la inocencia de su edad. Una tarde cualquiera, sus padres le enviaron a un caserío cercano a comprar víveres. Fue la última vez que lo vieron. En el camino, fue interceptado y reclutado por la guerrilla. Desde entonces, su hogar quedó sumido en la incertidumbre.

Durante años, don Alfonso Horta intentó recuperar a su hijo. En dos ocasiones logró verlo, pero nunca pudo traerlo de vuelta. "Tuve la oportunidad de hablar con un comandante de las FARC y le expliqué la razón, el caso, y me dijo: 'No, ya él es de nosotros'", recuerda con dolor.

La madre de Jacob falleció sin recibir noticias sobre su hijo. Su vida se apagó con la angustia de no saber si aún estaba vivo o si algún día regresaría. Don Alfonso, en cambio, resistió, manteniendo la esperanza hasta el final.

Una búsqueda que terminó en una caja

El anhelo de ver a Jacob regresar con vida nunca se cumplió. En lugar de eso, después de 27 años de espera, su padre recibió un féretro con los restos de su hijo. "Toda la vida esperábamos que algún día, de día o de noche, lo pudiéramos ver regresar a la casa, y nunca fue posible", lamenta.

El Estado nunca le ofreció respuestas. No hubo reparación, ni explicaciones, solo un duelo inconcluso que se prolongó por casi tres décadas. "Era un hijo que salió de la casa con vida y ahora me toca recibir solo un cajón con algunos restos", expresa don Alfonso con tristeza.

Una historia de dolor que se repite en Colombia

La historia de Jacob no es única. Miles de familias colombianas han sufrido el mismo destino: hijos arrebatados por el conflicto, padres que mueren sin respuestas y comunidades que viven en el luto permanente. La guerra ha dejado cicatrices profundas en el país, especialmente en las zonas rurales, donde el reclutamiento forzado ha sido una realidad devastadora.

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Hoy, 17 de marzo de 2025, mientras don Alfonso despide a su hijo con el único consuelo de poder darle sepultura, su testimonio se suma al de tantas otras víctimas que aún claman justicia y verdad. La guerra les quitó a sus seres queridos, pero no la memoria ni el derecho a recordar.

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