Entre el miedo y la esperanza: un día en la vida del alcalde de Tuluá, el más amenazado del país

Noticias RCN acompañó a Gustavo Vélez, alcalde de este municipio vallecaucano atemorizado por la violencia.


Noticias RCN

ene 21 de 2024
08:15 p. m.


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Mucho de lo que ha pasado en Tuluá durante los últimos meses ni siquiera se ha podido contar, porque los responsables de las extorsiones, asesinatos y atentados tienen a todo el mundo atemorizado.

Por ellos ya se derramó la sangre de funcionarios públicos, un periodista, un concejal y un deportista. Quienes han sobrevivido, ahora cuentan la historia porque antes guardaron silencio o se exiliaron en el exterior.

Allí la Alcaldía que comienza ha tenido que enfrentar a este enemigo que quiere controlarlo todo. Noticias RCN viajó hasta este municipio del Valle del Cauca para conocer cómo sobrevive el alcalde más amenazado de Colombia.

La violenta realidad de Tuluá

El Teatro Sarmiento es el único lugar de Tuluá en el que se puede hablar en voz alta de la realidad del municipio sin que asesinen a nadie.

“Hemos sido testigos de la manera en que se les permite a los diferentes comediantes que han venido, hablar sobre lo que pasa en Tuluá. Esa licencia solo se les permite a ellos”, asegura Álvaro Sarmiento, dueño del teatro.

Una noche, durante un show de comedia, el público le gritaba al mundo que una ley impuesta por criminales estaba por encima de cualquier cosa.

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Aunque Tuluá tenía alcalde, la sensación de los tulueños era que la autoridad los había dejado solos en manos de una organización criminal que se creía la dueña de la ciudad.

“La gente no tenía ni siquiera la capacidad de salir a expresar, a contar a alguien lo que estaba sucediendo. La situación se desbordó tanto, que los mismos ciudadanos quedaron prácticamente presos y secuestrados en sus propios miedos”, cuenta Gustavo Vélez, alcalde de Tuluá.

‘La oficina’ entró en la mente de los ciudadanos y la llenó de miedo. Usó un método burdo de propagación de planfletos, que se viralizaron gracias a intimidaciones a periodistas y medios de comunicación.

Estos extensos comunicados, que inundaron la ciudad en los meses previos a las elecciones del 29 de octubre, buscaban silenciar cualquier apoyo al único candidato que prometía liberar a Tuluá de esta condena.

Una finca a 15 minutos de Tuluá, es el lugar en el que el ingeniero Gustavo Vélez se siente más seguro, y es allí desde donde decidió dar la pelea.

El alcalde más amenazado del país

Una sala con vista al jardín es el lugar en donde, dice, ha tenido que pasar más tiempo en reuniones ahora que es alcalde. Pero durante su campaña, la sede política fue un estadero también ubicado dentro de la finca.

Allí ‘La oficina’ no podía hacer mucho contra el candidato, pues las constantes alertas y ataques armados hicieron que el lugar se convirtiera en un perímetro blindado por las autoridades.

Según cuenta, solo iba la gente a la que no le daba miedo, mientras muchos otros lo llamaban para demostrarle su apoyo, pero siempre diciéndole que no estaban dispuestos a viajar hasta la finca.

La inusual campaña que se vio obligado a desarrollar dio resultados. Los mismos usuarios de internet que eran bombardeados por mensajes de ‘La oficina’, replicaron el mensaje del ingeniero Vélez y el 29 de octubre lo eligieron como alcalde.

“Yo fui alcalde porque la gente tuvo el valor, la capacidad de salir a votar. Ese día esperábamos que votaran 105.000 personas en Tuluá, solamente votaron 90.000. Votaron por mí 41.509 personas”, recuerda con orgullo.

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El siguiente round en esta pelea lo dio el 1 de enero del 2024, cuando el reto era salir para no exponer a quienes lo habían apoyado. Ese día caminó por los pasillos de la Alcaldía de la mano de su esposa Luz Elena, y el gesto que los violentos interpretaron como miedo, era en realidad tristeza.

A Eliecid Ávila, amigo del alcalde y concejal electo para repetir periodo, los criminales le habían disparado por la espalda la noche del 31 de diciembre en una calle de Cali.

Fue horroroso, porque a las 10 de la noche nos avisan que asesinaron a Eliecid

Después, llega oficialmente el día en que va a saludar a sus colaboradores de la Alcaldía. Pocos saben cómo han sido estos meses de soledad en la finca, y pocos creerían que en uno de los cobertizos se gestó una lucha solitaria por recuperar la confianza.

“Mi pensamiento es positivo de que vamos a dar lo mejor, a lograr lo mejor”, dice con un entusiasmo arrollador.

Los riesgos del alcalde y su esposa Luz Elena

Lo que más quisiera Luz Elena Londoño sería acompañar a los niños de Tuluá en su regreso a clases, pero es mejor no asumir esos riesgos.

Ella sabe que es peligroso exponerse de esa forma, pero confía en que sus oraciones ayudarán a acabar con la absurda violencia que azota a su municipio.

La caravana va rumbo al centro de Tuluá, en donde, según ‘La oficina’, Gustavo Vélez no va a tener ni un segundo de tranquilidad. Su arribo a la sede de la Alcaldía eleva el nivel de alerta.

El ingeniero finalmente vuelve a la oficina desde donde ya había despachado en el 2016. La diferencia es que hoy, quienes lo saludan, sienten que a este escritorio llegó alguien en quien se puede confiar.

La cacería de ‘La oficina’

El silencio era la única manera de estar a salvo de la cacería que ordenó ‘La oficina’ en septiembre del 2021, cuando se empezó a hablar de cómo sus tentáculos se posaban sin problema en la Secretaría de Movilidad de Tuluá.

John Grisales, una de las víctimas de ‘La oficina’ cuenta cómo se empezó a desmoronar el entramado de corrupción que habían iniciado estos criminales.

Él sobrevivió a una ráfaga de balas que le dispararon sicarios de ‘La oficina’, el 9 de septiembre del 2021. Por esto, perdió la muñeca de la mano izquierda.

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El que no sobrevivió fue el periodista Marcos Efraín Montalvo, la única persona en todo Tuluá que escuchaba a sus paisanos, confirmaba sus denuncias y hablaba en voz alta a través de Facebook.

Con $25.000 y una bolsa de tusi, los criminales compraron la vida del periodista tulueño, asesinado por un joven sicario que no dudo en apretar el gatillo.

Mauricio Altamirano, familiar del periodista asesinado, asegura que a pesar del dolor, ninguno de los amigos de Marcos se atreve a exigir en voz alta justicia por lo sucedido.

Por lo poco que valió la vida de Marcos Efraín, por lo poco que duró el sicario en manos de la justicia, por las 92 personas asesinadas en 10 meses del año pasado, por los 400 comerciantes que prefirieron cerrar antes que seguir pagándole a bandidos, y por otras razones que los tulueños prefieren dejar enterradas es que esta etapa se siente como una nueva oportunidad.

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