“La traída es muy costosa”: familiares del hombre que falleció en Estados Unidos piden ayuda para repatriarlo

Diego Armando Álvarez, un ciudadano colombiano que tenía 38 años y vivía desde hace ocho meses en Estados Unidos, falleció el fin de semana del 6 de julio. El hombre, que residía en Carolina del Sur, les informó a sus seres queridos que se iba a disfrutar de un día de río, pero sobre las 7:00 de la noche se conoció que se ahogó.

Sus familiares han relatado que, al parecer, Diego Álvarez padeció un infarto mientras que se encontraba en el agua y que esa habría sido la razón del ahogamiento.

Tras recibir la desgarradora noticia, sus seres queridos comenzaron a averiguar qué se necesitaba para que el cuerpo fuera trasladado a Medellín y poderle dar el último adiós. Sin embargo, se encontraron con un panorama angustiante porque les informaron que la repatriación tiene un valor mínimo de 30 millones de pesos, pero ellos no cuentan con esos recursos.

En medio de esa situación, la familia de Diego Armando Álvarez está solicitando la colaboración de la Cancillería y de la sociedad para poder reunir los fondos que se requieren para que la repatriación pueda realizarse.

El pedido de los familiares de Diego Álvarez para poderlo repatriar a Medellín

“Él se fue para salir adelante y darle lo mejor a sus hijas y a un papá con discapacidad. Esa era la meta de él, conseguir un trabajo estable para que sus niñas pudieran tener un mejor futuro, pero no lo pudo lograr”, afirmó Lina Marcela Álvarez, su hermana.

Diego Álvarez era padre de cinco niñas y había emigrado a Estados Unidos hace ocho meses en busca de mejores oportunidades. La comunicación con ellas era constante y el sueño era poder reencontrarse pronto.

“Es muy costosa la traída y ninguno en la familia contamos con los recursos para hacerlos solos. Acudimos a ustedes de corazón lo que les nazca, por favor, lo que puedan”, declaró en Noticias RCN Patricia Guerra, su esposa.

El número de contacto para los aportes voluntarios es 3207556433.

La última comunicación de Diego Álvarez con su familia

El mismo día en el que ocurrió el deceso, Diego se comunicó con su esposa y le contó que iba a estar presente en un día de pesca en un lago de Carolina del Sur. En esa conversación, ambos prometieron seguir luchando por un futuro mejor.

“Nos hizo una videollamada, habló con las niñas, habló conmigo y me dijo que estaba bien, feliz y que pronto nos cumplía los sueños. Además, que se sentía bien en donde estaba”, concluyó Patricia Guerra, su esposa.