¿Funcionará el cese al fuego bilateral entre el Gobierno y el ELN?
El anuncio se oficializaría durante la clausura del tercer ciclo de diálogos, pospuesta para el 9 de junio en La Habana, Cuba.
Laura Alturo
01:44 p. m.
Para este 8 de junio se tenía programada la clausura del tercer ciclo de diálogos entre el Gobierno Nacional y el ELN, desarrollado en La Habana, Cuba; evento al que asistiría el presidente Gustavo Petro para anunciar un acuerdo de cese bilateral que se extendería para los próximos seis meses.
Sin embargo, la Mesa de Diálogos, conformada por las delegaciones de Gobierno y guerrilla, pidieron al mandatario un día más para terminar de afinar los detalles del Acuerdo de Cuba, el documento en el que quedarían consignados los puntos clave para dar un nuevo paso con rumbo a la ‘paz total’.
Aunque el Gobierno se ha tomado en serio estos acercamientos, no solo con el ELN sino con los demás grupos al margen de la ley, los constantes ataques criminales en contra de civiles y Fuerza Pública dejan muchas dudas sobre la verdadera voluntad de paz de estos actores armados.
De oficializarse este cese bilateral en La Habana, sería la primera vez que el Ejército de Liberación Nacional pacta términos así en la historia de sus intentos de paz. Sin embargo, uno de los interrogantes radica en la efectividad este acuerdo, sobre todo tras el fallido decreto firmado y anunciado por el presidente el pasado 31 de diciembre y que, posteriormente, fue negado por los altos mandos de esta guerrilla.
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¿Hay voluntad de paz en las filas del ELN?
Iván Cepeda, senador y miembro de la delegación de Gobierno para los diálogos con el ELN, aseguró a Noticias RCN que “el ELN ha sido claro con sus anuncios públicos de voluntad de paz”, lo que ha impulsado al Gobierno a continuar firme en sus intenciones de llegar a un acuerdo.
Sin embargo, en los territorios parece que la realidad es otra. Los atentados contra la Fuerza Pública, hostigamientos y numerosos enfrentamientos con disidencias y otros grupos armados que terminan en largos confinamientos para los civiles, se han convertido en una incesante realidad en las zonas apartadas del país.
Aun cuando el Gobierno se ha comprometido e invertido esfuerzos para llevar a cabo las negociaciones con sedes internacionales rotativas, con el apoyo de la comunidad internacional y los reparos de los opositores; para algunos la lectura es que el ELN podría estar aprovechándose de las buenas intenciones del presidente y su equipo.
Con más de 50 años de historia alzados en armas, los jefes del ELN tienen a cuestas múltiples crímenes que no serán pasados por alto por parte de una sociedad que ha tenido que sufrir los estragos de la violencia, el secuestro, el reclutamiento y el desplazamiento.
Aun así, como pasó con las extintas Farc, hay quienes esperan el fin de esta guerra que se ha focalizado sobre todo en zonas de Chocó, Arauca, el Catatumbo, Casanare y Boyacá.
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¿Cuáles serían los acuerdos entre el ELN y el Gobierno?
Aunque el Gobierno ha intentado mantener un grado de confidencialidad sobre las conclusiones de este tercer ciclo de diálogos celebrado en La Habana, se han conocido algunos detalles de lo que podría contener el documento que aún ajustan las partes de la Mesa.
El comisionado de Paz, Danilo Rueda, aseguró a CM& que se firmará un cese al fuego bilateral que podría extenderse por seis meses. Sin embargo, uno de los cambios es que este ya no sería regional, como había propuesto el presidente hace unas semanas, sino que sería de carácter nacional.
Para hacer seguimiento a su aplicación y efectividad, se establecería un mecanismo de verificación técnica que estaría apoyado por la participación de la sociedad civil. La inclusión de la veeduría ciudadana sería uno de los puntos clave de esta fase de las negociaciones.
Precisamente por la importancia de los anuncios que se esperan, el presidente Gustavo Petro informó que viajaría hasta Cuba para estar presente en la firma del tratado que daría tregua a quienes viven diariamente afectados por el conflicto.
Sobre el cuarto ciclo, se espera que llegue a Colombia y que sirva de canal para pulir los pormenores de un eventual tratado de paz y el desmantelamiento total de la última guerrilla en Colombia, reconocida con un estatus político.