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Galeón San José, el fin del eclipse

Este especial de Noticias RCN explora uno de los secretos mejor guardados por las profundidades del océano: el Galeón San José, que yace en el Caribe colombiano.


Noticias RCN

ago 09 de 2025
07:21 p. m.


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Lo que queda del Galeón San José está rodeado de oscuridad y silencio, en el fondo del mar Caribe colombiano.

Aunque nunca llegará a su destino, no deja de cumplir su misión. Sus cubiertas colapsadas en lo profundo guardan historias de un valor incalculable que heredó Colombia.

Especial Web: Galeón San José

La última vez que los habitantes de Cartagena y los soldados españoles apostados en la muralla vieron flotando al Galeón San José fue en Bocachica. La flota atravesó entre el fuerte de San Fernando para tomar una ruta que lo llevaría a la feria de Portobello en Panamá.

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Sin embargo, lo que pasó después coincide con la premisa de que sabemos más sobre el espacio exterior que de lo que hay al fondo del mar.

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El Galeón naufragó y ahora reposa a más de 600 metros de profundidad en el Caribe colombiano y todo lo que queda, hace parte de una historia que todavía estamos descubriendo.

El ocaso del San José y su paso a una nueva vida

Expertos en tecnología, investigación, desarrollo y diseño de Noticias RCN, nos llevan de la imaginación a un lugar muy similar de donde ocurre esta historia.

Durante 300 años, los únicos amigos del gigante que reposa en lo profundo del mar fueron pequeñas criaturas que no necesitan de la luz.

Antes de encontrar ese lugar, lejos el alcance de cualquier mortal, el galeón de más de mil toneladas flotaba en el océano, ondeando la cruz de Borgoña y encomendado a nuestro señor San José.

Con más de 400 tripulantes, esta nave viajaba por las aguas con marinos creyentes e historias que giraban en torno a la religión.

En la popa de este buque aparece una imagen especial. Un San José en un castillo a la entrada del puerto de Cádiz.

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El naufragio legendario del San José no fue una muerte, ni su agonía un infierno. En una porción del mar Caribe colombiano, una batalla espiritual ocurrió. Una flota inglesa asaltó al galeón, cuya popa dorada desafiaba cualquier posibilidad de temor para los navegantes.

Protegido por el dios Eolo, Medusa, un querubín, Poseidón, Hércules, las gorgonas y todos rodeando a un san José dorado cargando al Niño Jesús, el buque podía ser reconocido a la distancia a través de un catalejo.

Dese que se ordenó su construcción en 168, para escoltar una de las flotas mercantes españolas, San José estaba destinado a morir cerca de San Joaquín. Ambas navegaban como dos templos con cientos de tripulantes y toneladas de mercancía.

Así fue hasta la tarde en que la flotilla inglesa les cerró el paso con sus balas de cañón, cerca de Cartagena de Indias. A las 7:30 de ese 8 de junio de 1708 un estruendo precedió el naufragio.

El magnetismo de la muerte arrebató a don José Fernández de Santillán, capitán del buque, a su galeón, sus tripulantes y su valiosa encomienda.

Así fue hallado el San José en las profundidades del Caribe

Los profundos secretos del mar esperaron pacientes este legendario naufragio. Ahora, como en una vitrina de cristal, la tecnología submarina nos ha permitido acercarnos al final del eclipse. Después de tres siglos, el hombre rompió la barrera letal de los fondos marinos.

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Antes, el Galeón San José era un tesoro, ahora es un patrimonio cultural que le da sentido a toda una civilización.

La ciencia oceánica de 1980 trató de arrojar una aproximación, pero solo el dominio tecnológico del siglo XXI interrumpió el eclipse.

En 2015, el mundo logró ver iluminado en algún punto del inmenso fondo marino colombiano al Galeón Señor San José.

Encontrarlo no fue fácil, y saber en dónde está es hoy un conjunto de dilemas modernos sobre lo que consideramos patrimonio, historia, limitaciones, progreso y soberanía.

Este dilema ha dado destellos de riqueza en la mente de cazatesoros, pero como el buque está más profundo de lo que es humanamente posible llegar, otro fin se proyecta en una nueva generación de marinos y científicos.

La Armada de Colombia tiene la misión de verlo, entenderlo y protegerlo. Después del 27 de noviembre de 2015, nuestro país se apoderó por completo de la capacidad de explorar este gigante que yace en sus aguas.

Llegar hasta esa profundidad requiere de una gran tecnología, una que la Armada fue capaz de desarrollar y, mediante la cual, ha logrado tres aproximaciones durante los últimos años.

Gracias a eso, se sabe que el galeón no explotó por la presión del mar y que, más bien, su naufragio pudo deberse a un daño en el casco.

Cada viaje del rov hacia la tumba del San José es un momento sublime reservado para 80 personas en cada expedición. La emoción de este descubrimiento es la que sigue expandiendo las fronteras de la búsqueda en el yacimiento.

Para los arqueólogos e historiadores, cada objeto observado es una pieza más en el mosaico de las sociedades e interacciones humanas que transportaba el barco hace más de 315 años.

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Porcelanas, cañones, bronce, vasijas, metales, plata y oro son algunas de las cosas que se observan en las impresionantes imágenes y que van tejiendo detalles de la historia que se vivía en ese entonces.

La Armada se prepara para analizar los objetos

Ahora, Colombia está lista para dar el siguiente paso: traer muestras de algunas piezas a la superficie para su estudio.

Esto se llevaría a cabo en condiciones sumamente controladas, para no afectar el registro y observar lo que pasaría con estas piezas una vez entran en contacto con la atmósfera.

A un laboratorio en Cartagena llegarán las primeras piezas que serán analizadas fuera del ambiente marino. Desde muestras de suelo hasta monedas de oro, la Armada está lista para estudiar más a fondo los misterios del San José.

Es cierto que el galeón fue cargado en Portobello con todo tipo de riquezas de la época y que, durante 33 años, solo se había pensado como un galeón dorado. Hoy el verdadero tesoro es mantener íntegra cada pieza.

Por eso es indispensable tomar decisiones adecuadas en el proceso de toma de muestras, con el fin de conservar el patrimonio arqueológico lo más fiel posible a su estado en el océano.

La tecnología aliada para explorar el galeón

Navegantes y exploradores colombianos están ahora al frente del descubrimiento de este buque que despierta pasiones y curiosidad.

La perfección de la técnica es lo que nos ha llevado a comprender lo que se conoce como ciencias del mar, a dominar puntos específicos en una superficie que jamás hubiéramos imaginado y romper barreras letales de los fondos marinos.

Esa tecnología es la que nos permitió encender la antorcha con la que empieza el final del eclipse.

Los investigadores del Incanh. Los navegantes de la Armada y el curador de la única expedición física que existe sobre el Galeón San José fueron los primeros en sumergirse a la experiencia virtual que recoge las visualizaciones, imágenes y hallazgos hechos durante las expediciones.

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En la búsqueda de hacer esta realidad cada día más material, aparece el trabajo de una generación de colombianos que entiende que aquello que no se siente, no se ama.

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