Hazañas Maestras: el profe Daniel tiene un colegio ejemplo de renovación educativa
Daniel Rivero es estudiante de derecho en la Universidad de Los Andes y el dueño del colegio Monterrosales, ubicado cerca del municipio de La Calera, en Cundinamarca. Es el creador de un nuevo modelo educativo.
Noticias RCN
feb 20 de 2019
08:32 a. m.
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Lo más llamativo en la vida de Daniel es que sus antecedentes estudiantiles no fueron los mejores. No fue un alumno ejemplo, tuvo regulares calificaciones, indisciplinado, expulsado de cuatro colegios por molestar permanentemente a sus compañeros de clase y sin gusto por las matemáticas, pese a esto, es el creador de un nuevo y exitoso modelo educativo.
“A nivel de convivencia tuve varias complejidades, pasé por cuatro colegios para terminar mi escolaridad. A nivel académico era muy bueno, tenía potencialidades que se fueron perdiendo en los últimos años a raíz de diferentes problemas de convivencia que tenía y con ese conflicto que empecé a generar con la educación tradicional”, relata Daniel.
Pero, ¿cómo es posible que un mal estudiante sea el rector y dueño de un colegio? La respuesta está en un choque de realidad que tuvo cuando estaba en un colegio por ciclos.
“Entendí que había perdido muchas de las cosas buenas que tenía en mis anteriores colegios, pude ver una oportunidad de cómo había muchas más personas como yo que necesitaban un colegio diferente, que entendiera su individualidad”, afirma.
Un día decidió crear un colegio en el que sus alumnos, con quienes Daniel se sentía identificado, tuvieran una atención diferente. Salones con pocos estudiantes, profesores dedicados a ellos y que además supieran manejar cada personalidad.
Con una nueva pedagogía funcionando, el profe Daniel Rivero identifica a su juicio el problema de la educación tradicional.
“El principal problema es la cantidad de estudiantes por curso y cómo se ha vuelto un tema de masa. La problemática es que los profesores no saben enseñar”, asegura.
En un colegio de estas características hay problemas de todo tipo y Daniel tiene muy claro que buena parte de ellos viene de la casa y la “falta de interés de los padres en el proceso formativo de los hijos”.
Pero, los profesores que están comprometidos con este modelo educativo saben que todos los días sus alumnos les van a plantear un reto diferente y las dos partes son conscientes de la labor social a la que están llamados. Ayudan a dos instituciones más que necesitan de ellos. La labor más importante la hacen en un colegio de Soacha, Cundinamarca, donde simplemente falta de todo.
“Entiendo mucho mejor las cosas, lo hacen a mi medida y me dan tiempo de hace lo que realmente quiero hacer”, expresó Mateo Gómez, estudiante.
Con el paso de los años y dedicado a la docencia, Daniel echa para atrás los recuerdos. Sabe que no fue el mejor estudiante y el corazón le dice que algo no estuvo bien.
“Me arrepiento en el sentido de haberle ocasionado en algún momento tristeza a alguna persona, pero al mismo tiempo lo veo como la puerta que abrió todo lo que hoy en día es nuestro proyecto”.
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