“La corrupción en San Andrés y Providencia es peor que el huracán Iota”: damnificado

Habitantes de la zona señalan que antes del paso del fenómeno natural que terminó por derribar sus hogares, la isla ya estaba devastada por el abandono estatal y la corrupción.


Noticias RCN

nov 23 de 2020
03:30 p. m.

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Recorriendo las devastadas calles del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, es evidente la devastación dejada por el paso del huracán Iota, pero también es tangible que más allá del impacto del viento y las olas sobre las destrozadas viviendas, uno de los principales males que aqueja a los pobladores de esta región del país es el abandono estatal, pues hasta allí no llegan los recursos que desde el gobierno central se destina para el bienestar de los habitantes.

Según algunos de los pobladores locales, ubicados en la zona sur de la isla de San Andrés, la corrupción es otro de los males que agobia al complejo insular, y si bien el golpe del huracán terminó por enviar sus viviendas al suelo, los embates de los malos gobiernos y el robo de los recursos los golpean desde mucho antes.

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“La corrupción aquí en San Andrés y Providencia es peor que ese huracán Iota”, afirma Augusto Francis, uno de los 70.000 isleños que viven en San Andrés, y que al igual que los 6.200 que habitan la isla de Providencia, claman por una pronta ayuda por parte de los entes nacionales.

“No ha llegado nadie del gobierno a preguntar: bueno ¿cómo les fue?, ¿qué pasó con sus casas?, nada, hasta el sol de hoy”, señaló a Noticias RCN Ángela, una lugareña quien dice tener la receta de las mejores empanadas de cangrejo, pero a quien Iota, y el abandono estatal hoy dejaron sin la oportunidad de seguir trabajando, pues hasta su humilde toldo de comida se fue al piso.

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Al recordar el momento del paso de Iota por su lugar de residencia, Ángela señala que “los nervios lo atacan a uno, no es fácil de vivir, y no sé cómo explicarlo porque es algo nuevo”, recordando que es el primer fenómeno natural de esa naturaleza que le ha tocado vivir.

Por su parte, Marlen, habitante también del sur de la Isla de San Andrés, y pariente de Ángela, lamentó que tras el paso del huracán perdieron su único medio de subsistencia; el comercio de alimentos, señalando que, debido al abandono estatal histórico, y a su condición de madre cabeza de familia no tenían más opción para sobrevivir, manifestando su deseo de volver a levantar su puesto de comidas.

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Marlen dijo que esta zona ha estado abandonada históricamente, y que a veces le era necesario, a los habitantes de su zona, organizar protestas y bloqueos par ser escuchados en sus requerimientos.

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