Al otro lado del Nevado del Ruiz: miles de recolectores de café también murieron en la tragedia hace 40 años
La erupción del volcán en 1985 también arrasó tres urbanizaciones y campamentos de recolectores de café en Caldas.
Noticias RCN
09:09 p. m.
La noche del 13 de noviembre de 1985 quedó grabada en la memoria colectiva colombiana por la devastación de Armero, Tolima, pero al otro lado del Volcán Nevado del Ruiz se escribió otra historia de dolor que permaneció en las sombras durante cuatro décadas.
En el departamento de Caldas, una avalancha mortal del río Chinchiná sepultó a 5.000 personas en plena época de cosecha cafetera.
Apenas un mes antes, el 7 de octubre de 1985, los informes sobre el mapa de riesgo habían tranquilizado a los habitantes de varios municipios de Caldas, incluida Manizales. Los expertos consideraban que una eventual erupción no afectaría significativamente a las poblaciones cercanas. Sin embargo, dos variables escaparon de esa ecuación: la fuerza de la avalancha y la ubicación de tres urbanizaciones construidas en zonas vulnerables junto al río Chinchiná.
La tragedia de la que nadie supo
Las urbanizaciones La Nevera, Almacafé y la del Río, ubicadas en la parte baja del municipio, fueron completamente borradas del mapa esa fatídica noche. Miles de habitantes perecieron mientras la atención nacional y mundial se concentraba exclusivamente en Armero.
Cada año, entre agosto y noviembre, Chinchiná y sus veredas reciben más de 20.000 recolectores de café provenientes de diferentes regiones del país para trabajar en las fincas.
El 13 de noviembre de 1985, cientos de ellos fueron las primeras víctimas de la avalancha. Grupos enteros murieron en las casas que alquilaban para descansar.
"En la casa en donde él vivía, en donde él pagaba una cuota por el alojamiento nocturno, vivían más de 17 recolectores de café y él estaba seguro de que esos 17 recolectores fueron arrasados por la avalancha", recuerda Carlos Arturo Valencia, escritor e historiador.
La identificación de las víctimas resultó prácticamente imposible. En el cementerio Los Dolores de Chinchiná descansan restos de las víctimas rescatadas, pero muchas nunca fueron identificadas.
Una historia que se escribe después de décadas tras las sombras
Los ríos Claro y Chinchiná, que descienden del nevado, arrasaron la vereda Primavera, los campamentos de recolectores, las tres urbanizaciones que había en la parte baja del pueblo, las bodegas de Almacafé y los puentes que comunicaban Chinchiná con Manizales. Cuando amaneció, Colombia desconocía que más de 5.000 personas habían muerto al otro lado del volcán.
La tragedia se complicó cuando miles de personas que nunca habían vivido en Chinchiná llegaron haciéndose pasar por damnificados para recibir viviendas. El pueblo creció en más de 2.000 casas para personas sin vinculación real con la tragedia.
Cuarenta años después, Chinchiná ha logrado reconstruirse manteniendo su vocación como capital de la investigación cafetera. Los nuevos puentes conectan mejor la región, y finalmente se ha comenzado a escribir la página que la historia le debía a los recolectores de café que perdieron la vida esa noche.