La séptima papeleta, cuando la revolución estudiantil se hizo letra
Treinta años después de la construcción y adopción de una nueva Constitución, recordamos el movimiento que desde las aulas inspiró el cambio.
Noticias RCN
01:05 a. m.
En 1989 la mafia asesinó al candidato presidencial Luis Carlos Galán, en un contexto, en el que también habían acabado con la vida de otros tres aspirantes presidenciales. El impacto de ese magnicidio impulsó a miles de personas, lideradas por universitarios, a marchar; de allí salió el movimiento de la séptima papeleta, que terminó generando el cambió a la Constitución.
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Para aquel momento, la mafia peleaba a sangre y fuego contra el Estado, y Colombia veía morir políticos, periodistas, magistrados, y personas de a pie bajo el terror del narcotráfico que sembró el caos a través de carros bomba, que terminó por dar a los estudiantes de valor para dar su grito de inconformidad; un grito que paradójicamente fue silencioso, en una gran marcha en agosto de 1989.
El descontento que llegó a las aulas de las principales universidades del país, donde varios amigos, plasmaron en una servilleta, los puntos clave de lo que querían fuera una revolución estudiantil que abrió el camino para la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente.
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La revolución llegó en forma de papeleta, sin tirar una sola piedra, sin romper un vidrio, haciendo uso de los mecanismos de participación constitucionales.
La idea era tomarse las urnas para una expresión soberana del pueblo, con un voto extrainstitucional.
El día fue el 11 de marzo, jornada electoral en la que existían seis papeletas servirían para la elección de senadores, representantes a la Cámara, Asambleas, Juntas administradoras locales, concejos municipales y alcaldes, pero los jóvenes motivaron a la introducción de una séptima papeleta, en la que, desde el pueblo, exigía la realización de una constituyente.
El camino no fue fácil; la Registraduría se negó a distribuir las papeleras, pero los estudiantes no se rindieron y la repartieron en las calles. La iniciativa fue respaldada por algunos medios, que en los periódicos emitió la papeleta para que los ciudadanos la recortaran y las introdujera en la urna de votación.
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Al final de la jornada, dos millones de papeletas habían ingresado a las urnas, lo que obligó a que la papeleta fuera agregada en las elecciones presidenciales de 1990 con la pregunta sobre si se quería o no la constituyente.
¡La papeleta triunfó y la revolución estudiantil se hizo letra!