Lilibeth, la primera mujer en manejar una ambulancia en la costa Atlántica
Para llegar a este cargo, Lilibeth se especializó en otros estudios relacionados con la medicina.
Una oportunidad era lo que necesitaba Lilibeth Hernández para demostrar su destreza frente al volante y romper los estereotipos de género que, hasta su llegada, existían en el oficio para conductores de ambulancias.
Ella se convirtió en la primera mujer de la costa Atlántica en conducir una ambulancia, un trabajo que, según dice, puede desempeñar cualquier persona preparada.
"Yo me propuse manejarla, siento que han estigmatizado mucho el cargo y que nosotras las mujeres podemos asumirlo, solo que muchas empresas no nos dan la oportunidad", asegura.
Yo quise romper esas barreras, entonces me dieron la oportunidad y aquí estoy
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Dispuesta a asumir el reto, se puso el uniforme y con responsabilidad demostró que sus habilidades son suficientes para hacer bien su trabajo. Además, con orgullo, recuerda que sus habilidades al volante las aprendió desde muy joven junto a su mejor maestro: su padre.
Aprendí a conducir Gracias a mi papá (...) desde muy pequeña fui muy curiosa con los carros
Lilibeth afirma que la curiosidad fue la que la condujo a donde se encuentra ahora, además de su gusto por los carros.
La importante labor de Lilibeth
Cuenta que cada día aprende algo nuevo, mientras se abre paso en medio de trancones por las calles de la 'heróica'.
"Es bastante duro y difícil, pero siento que he podido salir adelante. Gracias a mis compañeros que me han dado muchos consejos y en algunas ocasiones creo que, por ser mujer, me han dado la vía libre y he podido salir adelante con esto".
Llegar a tiempo a urgencias depende de su destreza al volante. Su repertorio está lleno de historias en las que tuvo que sortear contratiempos para salvar vidas.
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Para Lilibeth, el verdadero reto es que asimilen su rol como conductora de una ambulancia. Cuenta como, en ocasiones, le han negado el ingreso a lugares, pues no le creen que ese sea su trabajo.
Su familia es la más orgullosa de su labor. Su esposo e hijos la apoyan y acompañan cada día sin reparos. Lilibeth es una mujer que luchó por un cambio para ayudar a salvar vidas, tiene 38 años, estudio enfermería y facturación en salud, y se convirtió conductora de una ambulancia medicalizada en Cartagena.