Los crudos relatos de cómo se dieron los falsos positivos en Antioquia

Así fueron los falsos positivos de Dabeiba | Foto: JEP

La JEP imputó a 10 militares por crímenes de lesa humanidad tras los testimonios de soldados retirados que presenciaron los hechos.


Noticias RCN

jul 28 de 2022
08:08 a. m.

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Junto a las investigaciones, los testimonios de soldados retirados del Ejercito Nacional fueron claves para entender cómo se dieron las bajas de civiles para hacerlos pasar como miembros de grupos ilegales asesinados en combate entre 2002 y 2006.

Ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) los militares contaron detalles de cómo recibieron ordenes de sus superiores, cómo debían asegurarse de que el proceso forense no encontrara errores y cómo debían ser las personas que se harían pasar por guerrilleros.

En el proceso, la JEP encontró tres patrones en los falsos positivos ejecutados en Dabeiba, Antioquia, gracias a esos testimonios que se recogieron desde el 2019 y por los que fueron imputados 10 militares.

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Así fueron los falsos positivos de Dabeiba

En el Cementerio Las Mercedes del municipio antioqueño fueron sepultados los cuerpos de los civiles presentados como bajas en combate, y el primer patrón determinado por la JEP fue el de ‘Prejuicio insurgente’.

“Llamé a mi coronel y le dije: 'aquí hay un señor que quiere meterse al programa de desmovilización'. Luego hablamos por el interno y yo le decía: 'pero no tiene armamento', y el respondió: 'no se preocupe, delo de baja que aquí hacemos el informe'”, contó Jaime Coral Trujillo, exintegrante del Ejercito Nacional.

Además, según el soldado retirado Levis Contreras, “los paramilitares siempre patrullaban con nosotros”. Algo que va muy de la mano de lo contado por Coral: “los mismos guías del Cerro del Oso, que eran los paramilitares, nos entregaban (personas) y ellos se lo daban al sargento Ochoa y él a la ‘España’, que los daban de baja”.

Y lo que precisó a este patrón fue el testimonio de Yair Rodríguez: “la orden de mi mayor es que la persona que no sabemos quién es y que no coincide, debe morirse”.

El segundo patrón se definió como ‘Homicidio por resultados de personas ajenas al territorio’ y ahí el exsoldado Fidel Ochoa asegura que “siempre que había bajas había un dinero como recompensa que venía de la inteligencia militar”.

Y a esto se le suma que todas las personas que dio la Brigada 11 eran traídas de otra zona, casi siempre de Medellín de zonas en las que había personas habitantes de calle y consumidores de droga. Como fue el caso de Jhon Jarvi Cañas, en 2005.

“En el terminal había una persona por allá como agachada y aburrida, y Ochoa se fue hablar con él. El sargento lo convence, nos montamos en un bus y nos venimos hacía Dabeiba. Aquí (en el informe) donde se dice que se dieron combates es mentira, eso se dio sobre la carretera y ahí se dio de baja a este muchacho”, cuenta Coral.

“Recuerdo la muerte del señor, porque fue el único que nos bendijo antes de morir y se le arrodilló al soldado que lo iba a matar. Empezó a orar y dijo: ‘los bendigo a pesar de lo que van a hacer’. Y listo”, fueron las palabras del exsoldado William Capera sobre cómo se dio el asesinato de esta persona.

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Modalidades de ocultamiento

Este es el tercer patrón. Adicional a todo el proceso de selección y muerte, también había ordenes para estar al tanto de que los informes forenses no encontraran fallos en los cuerpos y se dieran cuenta de la verdad detrás de cómo se les dio de baja.

“Mi mayor me mandaba traer y yo tenía que estar ahí hasta que los médicos terminaran la necropsia, y si había una falla tratar de explicar para que quedara bien en el informe”, cuenta Capera.

A pesar de todo eso, los propios militares sabían que había errores que eran evidentes, pero que nunca fueron evidenciados por los médicos. “Le dispararon acostado, de lógica la trayectoria debía ser en diagonal. Afortunadamente en esos pueblos no tienen un médico general que se tome la tarea de coger las varillas y tomar la muestra de la trayectoria. Si hubiera un médico pegado a la norma se habría dado cuenta que desde un principio había fallas. Aparte de eso tenía dos botas del mismo pie”, relató Capera.

El mismo soldado fue cuestionado por los magistrados de la JEP, quienes le preguntaron si todas las pruebas forenses eran fingidas o reales, y él contestó: “todas eran fingidas”.

En total fueron 46 victimas las que se enterraron en el Cementerio Las Mercedes en Dabeiba, de las cuales solo ocho han sido identificadas y entregadas a sus familias. Además, la magistrada Nadiezhda Natazha Henríquez Chacín aseguró que en el lugar ayudaron a convertir el terreno en un sitio “ideal” para perpetrar crimines de desaparición forzosa entre 1982 y 2010.

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