Estos son los santos y mártires que hacen parte de la herencia antioqueña
Medellín preserva el legado de tres figuras religiosas destacadas: el padre Marianito, la madre Laura y la hermana Inés Arango.
En las montañas de Antioquia, conocida por sus flores y café, también florece una rica tradición religiosa. Tres figuras sobresalen en este panorama espiritual: el padre Marianito, la santa madre Laura y la hermana Inés Arango.
Hoy, sus historias son preservadas por guardianas dedicadas a la fe, quienes mantienen vivos sus legados.
La hermana Inés y la santa madre Laura
La hermana Inés Arango, una misionera cruelmente asesinada a los 50 años en la selva amazónica, ha iniciado su camino hacia la santidad. Su historia es un testimonio de dedicación y sacrificio.
Su sueño fue ser misionera, y así lo hizo hasta que su fe le dio la posibilidad. El trágico final de la hermana Inés se produjo durante una misión con comunidades indígenas, en donde fue víctima de un malentendido cultural que la confundió con explotadores de recursos naturales.
Hoy, la hermana Inés ha comenzado su camino a la santidad de la mano del papa León XIV.
Por su parte, la madre Laura, convertida en la primera santa colombiana, dejó un legado imborrable en Medellín. El templo, del cual puso la primera piedra en 1942, sigue en pie todavía, como un centro para conservar su memoria.
Aunque vivieron en épocas y zonas diferentes, su historia se ha convertido en fuente de inspiración para varias religiosas que se han dedicado a mantener este legado de ayuda y vocación.
Las hermanas que sostienen la fe
Las hermanas Luz Helena y María Antonieta Arango, unidas por sangre y por vocación, representan la continuidad de estas tradiciones. Ambas fueron llamadas por Dios para llevar a cabo la tarea de mantener viva la fe y el servicio.
Estas guardianas son conscientes de los retos que enfrentan en la sociedad moderna, sin embargo, mantienen su compromiso de ser guías espirituales, ofreciendo alegría y entrega como antídotos a los problemas actuales.