Más allá de las compras de Presidencia: ¿cómo sufren los gansos por el mercado con sus plumas?

Imagen de referencia - Foto: Freepik

Toda una polémica generaron las millonarias compras del Gobierno de Petro en utensilios para el hogar, entre estos cobijas hechas con plumas de ganso.


Noticias RCN

oct 04 de 2022
08:09 p. m.

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En el marco del día mundial de los animales vale la pena hablar del maltrato animal y aterrizarlo al panorama nacional. La lucha para proteger la vida en todas sus formas en Colombia viene desde la legislación, o al menos, es una de las banderas del Gobierno actual.

Pero dicha iniciativa también se construye con el ejemplo. Podría decirse que en cuanto a la intención de plantear leyes que protejan animales como las aves, hay avances, y la senadora del Pacto Histórico, Esmeralda Hernández, lo demuestra con el proyecto de ley que lidera para prohibir las peleas de gallos y las corridas de toros; pero si de dar ejemplo se trata, las cobijas de plumas que compró el gobierno de Petro por $8 millones, implican un maltrato animal tan cruel, como poner a dos gallos a atacarse en una corraleja hasta que alguno de los dos muera.

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La forma en que se fabrican este tipo de artículos para el hogar significa someter a aves como los gansos a importantes torturas. El plumón es el material con el que se hacen los edredones, y este se encuentra debajo de las plumas que cubren el pecho de los animales. El desplume comienza a hacerse cuando patos y gansos tiene diez semanas y continua cada seis semanas hasta que cumplen cuatro años.

Este tema ha despertado el interés de medios y entidades animalistas, por ello en un artículo de la agencia DW, Fabian Steinecke, que hace parte de la Oficina Protectora de Animales de Alemania, explica el procedimiento en el que “se rompen alas y se generan diferentes heridas que no son tratadas, lo que significa que los animales sienten 100% de dolor”.

Para arrancar las plumas, los trabajadores sujetan a las aves con las piernas y con la mano les tiran las plumas del cuello. Usualmente, les pagan por la cantidad de material que logran sacar, por lo que entre más rápido sea, mejor. Por su puesto no para los animales. Algunos de ellos son asesinados antes de ser desplumados, pero a otros se les somete a esto estando vivos y mueren en el proceso. Todo esto en nombre de una industria, que además es alimentada por quienes la consumen.

Para Marisol Parada Sarmiento, médica Veterinaria de la Universidad Nacional de Colombia y experta en bienestar animal, “el lujo no es motivo para usar seres capaces de sentir dolor o placer en la elaboración de estos productos. Muchos de los sistemas de los cuales se obtienen los materiales no son regulados (aquellos que usan animales silvestres), dando paso así a escenarios de crueldad, lo cual es inaceptable”.

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Hablando de lujos, lo que molestó a quienes cuestionaron la compra de los edredones no solo fue su aporte a un maltrato animal sistematizado, también fue, en primer lugar, que desde el Gobierno se ha asegurado una vocación animalista que proteja el ambiente y quienes lo habitan, y en segundo, que también se ha hablado de una política de austeridad, que se pone en tela de juicio cuando las compras de artículos para el hogar incluyen televisores de más de 27 millones y cobijas de ocho. 

Sobre la polémica, la experta asegura que Petro ha demostrado su interés en su política del bienestar animal, eliminando la corrida de toros y pelea de gallos. "El asunto de las plumas de ganso es una oportunidad del Gobierno actual de coordinar mejor los esfuerzos de su política del bienestar animal".

Maltrato animal

Una forma de disminuir el consumo de este tipo de artículos es llevando el conocimiento a las personas de cómo se produce lo que compran. O sea, educando al consumidor. Así lo explica la profesional consultada por este portal. 

En opinión de Parada, esto no solo se debe aplicar con este tipo de artículos, sino todos los que involucran el uso de seres vivos (plantas, animales y humanos). Según ella, el consumidor debe ser capaz de hacer un análisis crítico sobre sus decisiones de compra. Preguntarse: ¿de dónde viene? ¿Quién lo produce? ¿De qué forma se produce? ¿Es amigable con el ambiente? ¿Son los trabajadores pagados dignamente?, o ¿Se hizo conforme cuáles niveles de estándar de bienestar animal? 

Y en este punto los gobiernos y políticas públicas son determinantes. "Por ejemplo, la unión europea está trabajando en esto actualmente, creando un método de etiquetas para todos los productos que permitan que el consumidor sepa qué es más saludable, qué se produjo mejor y con qué estándares de calidad para el bienestar animal, ambiental o humano".

Finalmente, la razón por la que estos artículos son tan costosos está relacionada en algunos casos con que los animales se usan únicamente para esto, además son pequeños, de forma que para hacer una prenda o producto, se necesitan muchos. "El mercado además es bastante restricto, catalogado como lujo y vendido en marcas selectas, haciendo que estos productos sean altamente costosos", explica la experta. 

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