Plantas de tratamiento logran un 93 % de saneamiento en el río Medellín
Gracias a biofábricas como Aguas Claras y San Fernando, el río Medellín ha alcanzado un saneamiento del 93 % y ahora vuelve a tener vida.
El río Medellín, el principal afluente del Valle de Aburrá, ha logrado alcanzar un 93 % de saneamiento gracias al trabajo sostenido de más de cinco décadas por parte del Grupo EPM y sus plantas de tratamiento de aguas residuales. Este avance es considerado un hito en la recuperación ambiental de la región.
Plantas como Aguas Claras, en Bello, y San Fernando, en Itagüí, no solo limpian el agua, sino que también producen energía, promueven la biodiversidad y se autoabastecen.
Su operación hace parte de un modelo de economía circular que ha permitido que especies como las nutrias reaparezcan en el ecosistema del río.
Así funciona el sistema de tratamiento del río Medellín
El Grupo EPM lleva más de 50 años trabajando en la recuperación del río. Todo comenzó con un piloto en El Retiro que sigue activo tras más de 30 años.
Luego se construyó la planta San Fernando en el sur del Valle de Aburrá, y hace siete años entró en operación la planta Aguas Claras, en el norte.
En el caso especial de Aguas Claras, se habla de que esta planta tiene la capacidad de hacer un proceso de tratamiento de más de 430 mil metros cúbicos de agua al día.
Estas biofábricas reciben las aguas residuales a través de un sistema de colectores e interceptores. En San Fernando se trata el agua del sur y en Aguas Claras, la del norte.
En ambos casos, el líquido se devuelve al río con niveles óptimos de oxígeno y cumpliendo los parámetros de calidad exigidos por las autoridades ambientales.
Biofábricas en Antioquia: energía, biodiversidad y sostenibilidad
Lo que diferencia estas plantas de otras convencionales es su enfoque integral. No solo se encargan de tratar el agua: también generan energía a partir de biogás, lo que las hace autosostenibles. Además, su diseño permite la integración con los territorios, promoviendo la educación ambiental y la recuperación del medioambiente.
Gracias a este modelo, el río Medellín está recuperando su capacidad de sostener vida. Cuando el agua baja de las plantas de tratamiento ya se observan niveles adecuados de oxígeno disuelto, lo que ha facilitado el regreso de peces y especies como la nutria, señales claras de un ecosistema que resurge tras décadas de contaminación.