¿Por qué el presunto feminicida serial capturado amputaba una oreja a sus víctimas?

Tras la captura de Carlos Andrés Rivera, un sujeto señalado de al menos ocho feminicidios entre 2019 y 2024 en zonas rurales de Antioquia y Cundinamarca, se conocieron escabrosos detalles de los crímenes que presuntamente cometía, a través de un patrón conductual recurrente.

De acuerdo con el informe de la Fiscalía, esta persona, además de ser señalado de asaltar a las víctimas en zonas solitarias y abusarlas sexualmente para luego asesinarlas, dejaba una pista que sería para él una marca de reconocimiento: la amputación de una de las orejas de algunas de sus víctimas.

Noticias RCN conversó con Jeison Villamil, perito en investigación criminal de PTC Private Investigation Technology, quien explicó qué significado tiene la amputación de una parte del cuerpo para un asesino serial, específicamente en el caso de este presunto feminicida que mutilaba las orejas de sus víctimas en la mayoría de casos.

¿Por qué el feminicida serial amputaba las orejas de sus víctimas?

De acuerdo con el perito criminal un asesino serial busca lograr un estado de satisfacción. "Desde la visión investigativa se evidencia que está generando un trofeo. Cuando ataca, al retener una parte del cuerpo que es una de las orejas de las personas que ha asesinado, las ve básicamente como un trofeo".

"Esos trofeos significan para él una mayor satisfacción porque le produce un estado de ánimo que se determina a través de un análisis psiquiátrico que es donde se definen esas actividades conforme a su conducta", explicó Villamil.

Se trata de una marca particular que algunos asesinos seriales dejan, es una reseña para ser reconocidos, también está la hipótesis de que lo hacen para reconocer si las víctimas fueron halladas (...) Amputar una parte del cuerpo a sus víctimas refiere un impacto psicológico a la sociedad y para él una reacción de ego.

Así era como el feminicida serial atacaba a sus víctimas

La Fiscalía reveló detalles de cómo Carlos Andrés Rivera perfilaba y abordaba a sus víctimas. La última de ellas habría sido Cecilia Santana, una mujer de 58 años que fue hallada sin vida a la orilla del río Frío, en zona rural de Tabio, Cundinamarca.

Identificaba a sus víctimas cuando caminaban por zonas rurales y las intimidaba con armas cortopunzantes, luego las llevaba por la fuerza a sitios despoblados donde las golpeaba, las lesionaba y las violentaba sexualmente. Finalmente, las asfixiaba. En algunos casos se detectó que les amputaba una oreja.

El investigador criminal explicó que este último elemento dentro de su operar era significativo para su ego, como suelen hacerlo otros asesinos seriales, como el caso de Garavito, alias La Bestia, quien no solo asesinó a decenas de niños, sino que también les amputaba sus partes íntimas y las dejaba en su boca, un patrón conductual repetitivo que le generaba satisfacción, así como en el caso del presunto feminicida serial.