¿Por qué las Farc no habían reconocido antes el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado?

Este jueves se adelanta ante la JEP una audiencia en la que el exguerrillero Julián Gallo presenta su versión sobre la muerte del exlíder conservador Álvaro Gómez y otras cinco personas.


Noticias RCN

dic 10 de 2020
02:39 p. m.

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Este 10 de diciembre se desarrolla en Bogotá la audiencia ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de Julián Gallo Cubillos, senador de la República por el partido Farc, quien comparecepara responder por, entre otros, el magnicidio del líder político conservador Álvaro Gómez Hurtado, asesinado en 1995.

El exlíder guerrillero fue citado para dar su versión sobre estos hechos, luego de la presentación de una carta enviada por él y otros miembros del otrora secretariado de las Farc, en el que reconocían la autoría de esa guerrilla en el asesinato de Gómez Hurtado y otros líderes políticos, militares y sindicales de la época.

Este llamado despertó controversia en el país, en tanto, los exguerrilleros, después de la difusión de la carta, también se han negado a presentarse ante la Fiscalía General de la Nación para responder por sus afirmaciones, al ser citados y faltar en tres ocasiones, aduciendo que según lo pactado en el acuerdo de paz, ellos deben comparecer ante el tribunal de la JEP.

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Al comienzo de la audiencia, Julian Gallo, quien en su paso por la guerrilla era conocido como Carlos Antonio Lozada, señaló que “esperamos que lo que vamos a dar a conocer contribuyan a las familias delas víctimas para cerrar el duelo”, para proceder posteriormente a referirse, de manera cronológica a los asesinatos de Pablo Emilio Guarín (noviembre de 1987), Hernando Pizarro León Gómez (febrero de 1995), Álvaro Gómez Hurtado (noviembre de 1995), Jesús Bejarano (septiembre de 1999), Gr (r) Fernando Landazábal (mayo de 1998) y José Fredor Rey Álvarez (junio de 2002).

De acuerdo con el magistrado Iván González Amado, presidente de la sala de Reconocimiento y determinación de los hechos y conductas, la audiencia “busca determinar la competencia de la sala para juzgar los hechos”, aclarando que la recolección de esta información no invalida ni afecta la actuación de la Fiscalía General de la Nación sobre los crímenes enunciados.

Pablo Emilio Guarín:

“Sobre el caso de Pablo Emilio Guarín debo decir que personalmente no poseo información, y por ello no me voy a referir a ese caso”, señaló Julián Gallo, explicando que la muerte de esta persona ocurrió previo a la conformación de la red urbana Antonio Nariño, bajo su comandancia.

Sin embargo, Gallo señaló que Guarín “era identificado por las Farc como una persona que estaba al frente de una organización paramilitar en el área del Magdalena medio, y por lo tanto, en el desarrollo de la confrontación con el Estado y con los organismos que hacían parte de la guerra contra insurgencia, considerábamos que era objetivos militares legítimos”, señalando que esa habría sido la motivación principal que motivó al “secretariado” de la época a considerarlo un “objetivo válido”.

Hernando Pizarro:

Con referencia a la muerte del hermano del también líder guerrillero, pero del M19, Carlos Pizarro León Gómez, Gallo afirmó que él era considerado como el segundo hombre al mando de un grupo que se había convertido en disidencias de las Farc E.P., el frente Ricardo Franco.

Gallo recordó que dicho bloque era liderado por los exguerrilleros José Fredor Rey, alias Javier Delgado, y señaló que este fue considerado aliado del Ejército, y que en ese asocio intentó liquidar a una parte de la dirigencia de las Farc. Precisó que esa operación se pretendió adelantar a través de un caso de infiltración masiva de menores, hecho conocido como “las niñas del batallón Juananbu”.

Según el ahora senador, ese hecho a su vez desencadenó la llamada masacre de Tacueyó, donde fueron fusilados 160 muchachos en Cauca, señalados de ser agentes de inteligencia.

En su relato, Gallo precisó que en su momento estas diferencias internas al interior de la guerrilla ya se habían denunciado en las otrora negociaciones de Casa Verde; sostenidas durante el gobierno de Belisario Betancur.

Para Gallo, Pizarro era considerado objetivo militar, al haber adelantado acciones violatorias de las normas internas de las Farc, recordando que su ejecución se adelantó en la ciudad de Bogotá a manos de miembros de grupos especiales de la red urbana Antonio Nariño, grupo que estaba bajo la comandancia del ahora senador.

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El entonces conocido como Carlos Antonio Lozada aportó a la narración de los hechos que en la acción en contra de Pizarro participaron cuatro personas, de las cuales solo entregó la identidad de dos de ellos, señalando a su vez que estos ya murieron en acciones de las autoridades, y afirmando que uno de ellos correspondió a un estudiante de la Universidad Nacional.

Dice que durante la acción que derivó en la muerte de Hernando Pizarro, “se buscó sacarlo de la casa porque se sabía que al interior de la residencia había menores de edad”, y comenta que los guerrilleros encargados de la misión fingieron ser agentes de la Fiscalía, su objetivo era sacarlo de la casa, al norte de Bogotá donde se ocultaba, para transportarlo en un vehículo a otra zona de la ciudad, pero que, debido a sus gritos, los milicianos lo mataron en la calle.

Lozada afirmó que como cabeza de la red urbana Antonio Nariño rendía cuentas al bloque oriental de las Farc, en cabeza de Jorge Briceño, alias Mono Jojoy, quien, según el ahora compareciente, fue quien dio la orden para asesinar a Pizarro, y a otros de los individuos enlistados en la carta presentada a la JEP.

Álvaro Gómez Hurtado:

Sobre el magnicidio del ex líder conservador, Gallo adujo que Gómez Hurtado era considerado, a lo largo de la historia de las Farc, como un representante de las élites contra las que luchaba la guerrilla, sosteniendo a su vez que este también ex candidato presidencial había, en su rol de senador, instigado la ofensiva militar contra las guerrillas campesinas en Tolima, que terminaron determinando finalmente el surgimiento del descontento campesino que dio origen a la organización formal de la guerrilla de las Farc.

Dentro de su narración, Julián Gallo también recordó el rol jugado en su momento por el padre del asesinado líder, el expresidente Laureano Gómez, señalando como uno de los determinantes de la explosión de la violencia partidista de los años 50, y su actuar frente a los firmantes del entonces pacto con las guerrillas liberales, el cual desencadenó, según el senador, en el asesinato de sus firmantes.

En la audiencia, el exmiembro del secretariado de las Farc y ex negociador del acuerdo de paz de La Habana, dijo que aunque existe un amplio periodo de tiempo entre los discursos de Gómez Hurtado y su asesinato en 1995, su posición frente a la insurgencia fue determinante para considerarlo objetivo militar de forma permanente en el tiempo, e incluso recordó cómo, pese a su avanzado estado de edad, “Tirofijo”, líder guerrillero, seguía siendo considerado objetivo militar del Estado colombiano, hasta que se confirmó su muerte.

Sobre la muerte de Gómez Hurtado, Julián Gallo señaló que el asesinato del líder conservador se autorizó rápidamente por parte de la dirigencia de las Farc, luego de haber identificado su ubicación y rutina como catedrático de la Universidad Sergio Arboleda. Aclaró incluso que su muerte en el mes de noviembre respondió a buscar “aplazar la acción” debido a la temporada de vacaciones estudiantiles que ya se aproximaban.

“No transcurrió un mes en su preparación”, dijo Gallo, al explicar que el crimen fue autorizado por el mismo Jorge Briceño como jefe del bloque oriental de la guerrilla.  

Gallo señaló que la operación se adelantó a través de un grupo especial y cerrado perteneciente a la estructura Urbana Antonio Nariño, bajo su mando, identificando a sus cuatro participantes:

  • Alias Danilo, quien según Gallo falleció a raíz de una emboscada de la Policía entre los municipios de Fuza y Arbeláez, donde el guerrillero resultó herido, y posteriormente fue ubicado por agentes del Estado, ejecutándolo en presencia de su familia.
  • Alias Chayanne, fallecido en hechos posteriores a la matanza de Mondoñedo.
  • Alias Freddy, fallecido en los hechos de Mondoñedo
  • Alias Sebastián: quien, según Gallo desertó meses después de la muerte de Gómez Hurtado, y sobre quien no conoce su paradero.

“Nunca accedimos al mercado negro de armas en las ciudades, es un mercado infiltrado por las redes de inteligencia; lo traíamos desde los frentes rurales”, explicó también Gallo.

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Fernado Landazabal Reyes:

Sobre la muerte del ex militar y exministro de defensa Fernando Landazabal, Gallo precisó que ese crimen también fue realizado por la red Urbana António Nariño. Dijo que en aquella operación terrorista participaron los guerrilleros Javier Paz, fallecido en 2004 por cáncer en Barranquilla; alias Danilo, mencionado en el caso del magnicidio de Gómez Hurtado, y alias Armando que falleció en 1999 por un “golpe de mano” contra militares en el sur de Bogotá.

Gallo señaló que para la muerte de Landazabal se identificó un desplazamiento que hacía a pie el militar retirado desde su casa hasta su oficina en el norte de Bogotá.

Según Gallo, Landazábal no era solo objetivo militar por su condición de exgeneral de la República y por haber liderado operaciones militares contra la guerrilla, sino por ser considerado un ideólogo de la guerra contra la insurgencia en el país, en el que se incluían asesinatos de líderes sociales, sindicales.

Jesús Bejarano: 

En el caso de Bejarano, Ballo aclara que no fue un crímen a cargo de la estructura urbana que él lideraba, sino por la Joselo Lozada, razón por la que no conoce mayores detalles.

Para el hoy senador, Bejarano era señalado de haber entorpecido los diálogos de paz en Caracas y México, en los que la parte guerrillera confluía en la coordinadora Simón Bolívar.

Según Gallo, Gaviria Trujillo habría dado la orden a Bejarano de hacer que fallara el dialogo para que así se disolviera la Coordinadora y entonces pudieran emprender negociaciones individuales, que podrían resultar menos benéficas para los guerrilleros.

Lozada señaló que la llegada de la Coordinadora, como órgano unificado, hubiese cambiado la interrelación de fuerzas en un escenario como la Asamblea Nacional Constituyente y no favoreciendo los intereses de la clase política tradicional colombiana.

Dentro de su exposición, Gallo también afirmó que estas muertes hicieron parte, en su mayoría de un esfuerzo de las Farc por lograr que la confrontación dejara de ser una “guerra entre pobres”, para que “las élites, que se han lucrado de la violencia comiencen a sentir el deseo de terminar el conflicto”.

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“Es circunstancial que estas personas hubieran sido las víctimas. El objetivo no siempre eran las personas, sino las elites a las que representaban”, explicó, añadiendo que para estas, la guerrilla no contó con el apoyo de agentes del Estado;  “todas fueron operaciones autónomas, por lo menos las adelantadas por la red Antonio Nariño”, puntualizó.

Para 'Carlos Lozada', no dar a conocer la autoría de los asesinatos por parte de las Farc era decisión de la dirección general, más no de la dirección de la estructura, y explicó que en el caso de Gómez Hurtado, “en su momento esos hechos estaban generando división entre las élites contra las que combatíamos”, lo cual hacía aún más innecesario atribuirse la responsabilidad de la muerte del líder conservador.

En su comparecencia ante la JEP, Gallo también explicó el funcionamiento de las redes urbanas de la guerrilla, e indicó que hasta el año 90 “cumplimos órdenes directas del comandante Jacobo Arenas”, para posteriormente pasar a órdenes de Alfonso Cano, y finalmente, luego de una conferencia interna en 1993, los bloques urbanos pasan a ser parte de los bloques regionales que tenían “jurisdicción” sobre la ciudad en cuestión.

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El hoy senador también precisó que en los lineamientos de la red urbana se señalaba que se debía evitar hacer daño a terceros, y afirmó que los exguerrilleros solo habían enunciado una parte de los crímenes que estuvieron bajo su responsabilidad aduciendo que “entendemos que este es un proceso, que no terminará con una verdad judicial sino una histórica”.

Ante las preguntas de los magistrados, Gallo señaló que “no podría asegurar si el caso de Fernando Londoño fueron las Farc o no”, y negó responsabilidad en el caso del asesinato del defensor de Derechos Humanos Eduardo Umaña Mendoza.

En la audiencia de reconocimiento de responsabilidad, la cual tiene carácter público y es difundida a través del servicio de streaming de la JEP, también participan de forma presencial la magistrada Catalina Díaz; y el magistrado auxiliar Farid Benevides.  De forma remota lo hacen las magistradas Belkis Izquierdo y Nadiezhda Natasha Henriquez Chasin; y el magistrado Oscar Javier Parra.

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