Raspan ladrillos de la Catedral de Medellín para consumirlos mezclados con bazuco
Los alrededores de la Catedral de Medellín se han convertido en una olla de consumo de estupefacientes las 24 horas del día.
Noticias RCN
05:39 p. m.
Más de un millón de ladrillos tiene la Catedral Basílica Metropolitana de Medellín, pero una parte de ellos, literalmente, se los están consumiendo. Personas en condición de drogadicción están raspando la fachada del lugar para mezclar el polvo con estupefacientes.
“Los que consuman algún tipo de estupefacientes han visto que el polvo de ladrillo aumenta las cantidades, entonces también nos están raspando los adobes externos de la catedral”, denunció el sacerdote Leonardo Martínez, párroco de la Catedral.
Se trata de una infraestructura tan grande como una cancha de fútbol y que envuelve un volumen de 97.000 metros cúbicos en las que se ven las 24 horas del día personas consumiendo cualquier tipo de drogas.
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Catedral de Medellín convertida en olla de consumo
El marco de las puertas, escaleras y cualquier espacio se convierte en una tribuna para el consumo de estupefacientes. En la fachada se evidencia un cordón de desgaste en la parte baja de los ladrillos que constituye la cicatriz que el consumo de estupefacientes le está dejando a la Catedral de Medellín.
Los ladrillos de esta estructura construida entre 1890 y 1931 son raspados para mezclarlos con distintos estupefacientes, especialmente con el bazuco.
Este templo fue declarado monumento nacional en 1982, pero en este momento figura como un centro de consumo de estupefacientes y en el baño público más grande de la ciudad.
Nuestra Catedral se volvió una letrina pública y eso se puede evidenciar tanto en lo olores como en la vista.
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¿Cómo acabar con la drogadicción en la Catedral?
La Catedral está ubicada en el centro de Medellín, en el costado norte del parque Bolívar. Cada día está más lejos de ser patrimonio y más cerca de ser el lugar clave de la drogadicción, prostitución y delincuencia.
Manuela Noreña, edil de la comuna 10 de Medellín, aseguró que “este sitio no es un referente turístico por el temor de la ciudadanía”.
Todo gira en torno al conflicto social, donde se consume, se duerme en sillas o andenes.
Para Jorge López, presidente de la junta de acción comunal Villa Nueva, este lugar se llenó de “habitantes de calle y basuras”.
Dentro de las opciones para mitigar este flagelo estaría el considerar “volver a enrejar la Catedral para proteger este bien patrimonial para volverle a dar la dignidad”, dijo el padre Martínez.
Levantar rejas es la solución a corto plazo. Encerrarla para que la drogadicción no la ponga en riesgo de desplome.