Soledad y miedo: las consecuencias de la violencia en El Guaimaro
Un triste panorama enmarca la difícil situación que se vive en el corregimiento de El Guaimaro del municipio de Tarazá, Antioquia.
Noticias RCN
12:35 p. m.
El bajo Cauca es la región de Colombia donde más se ha agudizado el conflicto en los últimos meses.
En esa zona, cuatro grupos ilegales se disputan las rentas del narcotráfico y la minería ilegal. La población civil es la que más ha sufrido las consecuencias, que han dejado dolor, desplazamiento y muerte.
Son muy pocas las personas que quedan, se hace fácil contarlas. En sus rostros se ven las cicatrices que les deja el sol al estar expuestos a las temperaturas que superan los 35 grados, pero ahora llevan una marca más: la del temor.
No saben si van a poder quedarse o si también tendrán que irse como la mayoría de sus vecinos.
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“Desafortunadamente se ha estado yendo mucha gente por miedo a los grupos al margen de la ley”, expresó Darío Sepúlveda, habitante de la región.
El corregimiento El Guaimaro, clavado en el extremo occidental de Tarazá, es paso de los ilegales hacia el nudo de Paramillo, la región de Urabá y el mar Pacifico. Esta es una zona en disputa de la que se han apoderado ‘Los Caparros’.
El pasado 17 de enero, un grupo armado llegó hasta este lugar y asesinó a cinco personas, fue el detonante para que las familias abandonaran la población. No querían caer en manos de los delincuentes.
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“Por acá estamos solo los de los propios negocios, esto da tristeza que el pueblito esté así porque en este momento no hay economía no hay nada. Necesitamos ayuda”, María Elena Zapata, habitante de El Guaimaro.
A pesar del temor de que los ilegales aparezcan de nuevo con sus ataques, sus amenazas y sus armas, aquellos que quedan dicen que no se van, intentan que todo vuelva a la normalidad. Los profesores reanudaron las clases con los pocos estudiantes que hay.
Los que se quedaron añoran a los que se fueron por miedo y resisten con la esperanza de que volverán a reencontrarse.