Tripulantes del buque ARC Simón Bolívar se reencontraron con sus familias en Valparaíso
Tras semanas de navegación, los tripulantes vivieron emotivos encuentros con esposas, hijos y padres. Algunos no veían a sus familias desde hacía tres años.
Noticias RCN
04:41 p. m.
Después de días de navegación en alta mar, el puerto de Valparaíso se convirtió en escenario de emotivos reencuentros familiares para los tripulantes del buque ARC Simón Bolívar. Entre abrazos y lágrimas, los tripulantes volvieron a ver a sus seres queridos tras prolongadas ausencias que, en algunos casos, se extendieron hasta tres años.
El suboficial primero Juan David Santana protagonizó uno de los momentos más conmovedores al reencontrarse con su esposa y sus padres después de semanas separados por la travesía. Sin embargo, la emoción fue aún mayor cuando, después de tres años, pudo volver a abrazar a su hermana y su sobrino.
Cuando el buque atracó y las maniobras terminaron, el uniforme se encontró con los brazos que lo esperaban en tierra firme. No hicieron falta palabras, el abrazo fue largo, apretado y sincero.
Para las familias, la espera también fue larga. Seguir el recorrido desde la distancia, contar los días y confiar en que el reencuentro llegaría requirió paciencia y fortaleza.
"Como familia nos sentimos muy orgullosos y felices de verlo realizando este gran gran sueño que tanto luchó", aseguró la mamá del suboficial primero Santana.
Su padre también expresó su orgullo por ver que está cumpliendo sus sueños, mientras que su hermana afirmó estar feliz de reencontrarse con él luego de tres años.
"Fueron tres años sin verlo y es una alegría enorme igual, que haya podido cumplir su sueño y nosotros poder venir a verlo".
El suboficial Camilo González también vivió su propio reencuentro familiar en medio de abrazos y emociones.
"Hace más de dos meses que no los veía, pero alegre esto otra vez con ellos, otra vez aquí compartiendo con ellos y disfrutando estos días que vamos a estar acá", manifestó González.
Valparaíso fue más que un puerto, representó una pausa emocional en medio de la misión, un respiro necesario antes de continuar rumbo al sur del continente. Detrás de cada historia, de cada uniforme, hay una familia y un abrazo que espera. El puerto chileno y el mar fueron testigos de que volver siempre vale la pena.