Descubriendo los secretos del ARC Tayrona, el submarino de la Armada que detecta amenazas en aguas profundas
Noticias RCN acompañó por 24 horas a la tripulación de la Armada que se sumerge en las profundidades del océano para combatir el crimen.
Uno de los pilares estratégicos menos conocidos de la Armada Nacional de Colombia es su flotilla de submarinos. Estos sumergibles, maniobrados por hábiles militares, constituyen un elemento crucial en la lucha contra el narcotráfico en las aguas del Mar Caribe.
Recientemente, Noticias RCN se sumergió por 24 horas a más de 100 metros de profundidad en el Caribe colombiano junto a la tripulación del ARC Tayrona, siendo el primer medio de comunicación en vivir una experiencia a bordo de uno de estos submarinos.
La última interceptación de una lancha rápida en aguas caribeñas reveló un cargamento de 3.3 toneladas de cocaína. Los narcotraficantes aún no se explican cómo fueron descubiertos, pues desconocen de aquello que, incluso a kilómetros, puede detectar sus movimientos.
Los submarinos, como el ARC Tayrona 209, constituyen un arma sigilosa capaz de detectar a largas distancias cualquier movimiento sospechoso en el lecho marino. Pero, ¿cómo es la vida dentro de estas naves de guerra? Para responder a esta pregunta, nos embarcamos en una jornada de 24 horas en el interior de uno de estos submarinos.
24 horas en el submarino ARC Tayrona
Antes de sumergirse en las profundidades marinas, la embarcación, con su escotilla aún abierta, navega durante más de una hora hasta alcanzar aguas abiertas. El capitán de Navío, Cristhian Parada, heredero de una tradición familiar en submarinismo, lidera este viaje a lo desconocido.
Para él, estar meses sumergido, lejos de la luz del sol y de su familia, es un desafío que forja el carácter de cualquier marino.
Una vez dentro, el submarino se sella herméticamente para iniciar la inmersión. Los controles son verificados minuciosamente mientras la nave se sumerge en un mundo de penumbra y limitado espacio. La vida bajo el agua es todo un desafío, con condiciones de espacio reducidas y la presión del océano ejerciendo una fuerza diez veces mayor que en la superficie.
La misión principal de la tripulación es detectar embarcaciones sospechosas, principalmente aquellas dedicadas al narcotráfico y a la pesca ilegal. Utilizando avanzados sistemas de sonar y un oído entrenado, logran identificar cualquier movimiento en la superficie marina.
Así se vive a bordo de un submarino
Sin embargo, la vida a bordo de un submarino no es precisamente cómoda. Con solo dos baños y una distribución de literas en turnos de cuatro por ocho horas, la tripulación debe adaptarse a condiciones de vida austeras. Pero la comida, preparada por el jefe de cocina, es de calidad internacional, ofreciendo un respiro de normalidad en medio de la oscuridad submarina.
El paso de las horas se vuelve indistinguible, pero la disciplina y el deber mantienen en marcha a estos valientes marinos. En las profundidades del océano, donde el silencio es absoluto y el tiempo parece detenerse, cada momento cuenta.
Para algunos, como Jesús Mesa, un veterano que pasó 20 años a bordo del ARC Tayrona, volver a experimentar la vida submarina es un viaje nostálgico. Su dedicación y experiencia son ahora transmitidas a las nuevas generaciones de submarinistas.
Mientras el submarino emerge nuevamente a la superficie, se hace evidente el papel crucial que desempeñan estas naves en la defensa de la soberanía nacional. A pesar de los riesgos y las incomodidades, la tripulación se prepara para futuros entrenamientos con aliados internacionales, demostrando su compromiso con la seguridad marítima de Colombia. En las profundidades del océano, donde el tiempo es lento pero los desafíos son constantes, la Armada Nacional continúa su labor con un único mandamiento: proteger y servir a la nación.