Los niños de la guerra: la historia de una menor que se salvó del reclutamiento por el sacrificio de su hermano

Esta es la dolorosa historia de una familia en Cauca, cuya hija de 15 años fue reclutada por la guerrilla, abusada y obligada a realizar trabajos forzosos. Su hermano mayor la busco y se canjeó para que regresara a su hogar.

Esa temprana mañana, con un sol radiante que filtraba su calurosa luz entre las verdes y extensas montañas, muy cerca al municipio de Toribío, en el departamento del Cauca, una familia campesina comenzaba un día normal que se iría transformando en uno de los más oscuros y trágicos de sus vidas.

Mientras, la hija mayor de las mujeres, de unos 15 años aproximadamente, se preparaba para ir al colegio, sus tres hermanos y sus papás trabajaban ordenado la pequeña casa que quedaba sobre una montaña, donde se cultiva y se crían animales para el sustento diario.

El afán de la familia era que la niña tenía que estar muy puntual en el colegio porque tenía una prueba muy importante en la clase de sociales.

El inicio de uno de los peores días

Acompañada por su papá y su hermano mayor y luego de varias horas de camino llegaron, sobre el tiempo, a una casa de intensos y atractivos colores en donde los deberes del día transcurrían en formal normal.

Se acercaba el medio día y la familia esperaba impacientemente la llegada de la menor. Pasaron varias horas y la incertidumbre de los papas se fue acrecentando, pues la niña no aparecía.

Rápidamente, el padre de familia y su hijo salieron hacia el colegio forzando la marcha ante la noticia que luego acabaría con la tranquilidad de una familia humilde y trabajadora.

Una historia de reclutamiento y violencia

Testigos presenciales, muy cerca al colegio, hablaban nerviosamente de unos hombres vestidos de camuflado qué en una camioneta grande sin placas se habían bajado para secuestrar a tres niñas que salían uniformadas de clase.

Entre ellas estaba la niña de 15 años que solo pudo obedecer la orden de un hombre que armado la obligó a subir violentamente al vehículo.

Los padres y hermanos desesperados por la desaparición de la niña denunciaron el hecho, en un territorio donde la ley es el silencio, donde no queda más alternativa ante los fusiles y la muerte.

La triste y dolorosa noticia acabó con todo, como si hubiera pasado por la verde y calurosa vereda, una intensa y destructiva tempestad.

La madre de la niña, sin ninguna esperanza de hallar a su hija, entró en una trágica depresión que fue agotando su vida. De igual forma, el resto de su familia sufría y la desesperanza inundaba sus corazones.

El sacrificio de un hermano

Largos meses pasaron desde aquella triste noticia. Sin embargo, un rumor llegó a la vereda casi al año de la desaparición. La niña y sus dos compañeritas del colegio hacían parte ya de la guerrilla en el Cauca.

En dos meses tuvieron un entrenamiento intensivo en el manejo de armas y patrullaje. Les tocaba cocinar, hacer el aseo, atender a los comandantes en todas sus pretenciones, así fueran sexuales, sin negarse a decir una sola palabra.

La historia de esta humilde familia cambió radicalmente y sufrió una brutal afección cuando el hijo mayor decidió internarse en las montañas del Cauca con la única intención de encontrar a su hermana. Fueron casi seis meses de búsqueda entre las inclemencias del calor y el frío.

Tuvo que buscar a los comandantes de la guerrilla en varias zonas montañosas, donde creía que se encontraba su hermanita. Su constante lucha y anhelo de hallar a la joven, tras difíciles y angustiantes días, terminó cuando se encontraron en un escondido campamento de la subversión en el Cauca.

Fue un abrazo muy fuerte, estremecedor, por varios minutos lloraron, se tomaron las manos y se arrodillaron.

Pero la historia tuvo un giro inesperado, el hermano, en su objetivo por salvar a la menor de este cruel destino, propuso un canje a los guerrilleros, el cual terminaron aceptando. Ahora, Su hogar serían las filas de la subversión, un sacrificio en nombre de la libertad de su hermana.

La vida de dos jóvenes, de dos hermanos que sufren la verdadera guerra en el Cauca, donde los niños son las principales víctimas.

Por: Paco Morales