Víctima y victimario construyeron una historia de amistad y perdón

El hombre que había desertado de las Farc entró a trabajar en un grupo comunitario donde sin saberlo compartía tareas con su víctima.


Noticias RCN

sept 27 de 2014
03:36 p. m.

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Un abrazo y una sonrisa de perdón dieron inicio a una verdadera amistad entre Ana Lucía Correa y Jorge Eliécer Restrepo. Un encuentro en Garzón, Huila, en el año 2007, sellaría el capítulo más importante de su historia juntos.
Ana Lucía Correa es una víctima más de la violencia en Colombia. Las Farc asesinaron a su hermana, a sus tíos, sobrinos y a su único hijo.
"El Caquetá me acabó a mi familia", asegura Ana Lucía. 
Jorge Eliécer Restrepo, desmovilizado de la guerrilla, militó por varios años en el bloque oriental de las Farc. "Los últimos 20 años me integré a un grupo armado, pero hace unos cuatro años me reinserté", recuerda.   
Por mucho tiempo Ana Lucía Correa guardó rencor por quienes, según ella, habían acabado con su vida. "Llegué a estar en el fondo, en un hueco oscuro. Sentía mucha rabia". 
Mientras que Jorge Eliécer en medio de la selva recibía un mensaje que según él, fue divino. 
"Dios me llamó y me dijo ‘lo necesito pero no allá, lo necesito pero fuera de la organización'", afirmó el desmovilizado. 
Luego de permanecer un tiempo en el campo y por causa de una enfermedad, Jorge Eliécer decidió radicarse en el municipio de Garzón, Huila. Allí encontró al grupo ‘Levadura’, conformado por nueve mujeres líderes de la comunidad, entre ellas Ana Lucía. 
"Él nos iba colaborando. Fue una persona que nos ayudó mucho y me cayó bien don Jorge", afirma Ana Lucía. 
Luego de varios meses compartiendo las actividades en el grupo, una cena de Noche Buena puso sobre la mesa lo impensable. Ana Lucía compartía desprevenidamente con uno de sus victimarios.
"Yo reconocí que por culpa de nosotros le sucedió eso, pero de mi parte le pido perdón", manifestó Jorge Eliécer. 
A pesar del impacto emocional, la mujer optó por el perdón. "Yo lo hubiera podido haber rechazado, yo hubiera podido decidir desquitarme con él". 
Con la ayuda del programa de reconciliación de Pastoral Social, iniciaron el proceso de sanidad.
"En estos cuatro años que llevamos caminando ellos sienten que han avanzado mucho y se ve en la transformación que ha surgido dentro de ellos", explicó Francisca Rodríguez, misionera de Pastoral Social. 
El vínculo ya establecido entre víctima y victimario era tan fuerte, que superó las heridas causadas por la violencia.
Atrás quedaron el rencor, los reproches y las lágrimas. Ana Lucía y Jorge Eliécer tomaron juntos el camino hacia la reconciliación.  Aseguran que el perdón es la única opción para construir un país en paz.
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