Soy hincha de Santa Fe y me duele lo que está pasando con el León

Foto: AFP

Ser hincha de Santa Fe es un amor tóxico, que por más daño que a uno le haga, siempre vuelve al estadio o prende el televisor para apoyarlo.


Nicolás Morales

jul 28 de 2023
08:27 a. m.



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Ser hincha de un equipo de fútbol es algo que puedo definir como una relación tóxica con la que uno está dispuesto a convivir toda la vida. Desde que fui por primera vez al estadio a ver a Santa Fe con mi papá y mi hermano, debí saber que sería un amor doloroso, pues esa primera experiencia fue una derrota contra el Deportivo Pasto 0-1 con gol de Javier Arizala, y aun así, decidí que sería mi equipo para toda la vida (la mejor y peor decisión que he tomado).

Mi papá había visto a Santa Fe campeón por última vez en 1975, cuando tenía 12 años, y volvió a verlo en 2012 con 49. Ese título fue la primera estrella que yo celebré como hincha a los 15 años. Poco sabía que la séptima estrella sería el comienzo de la época dorada del equipo, donde ganaron dos ligas más, una Copa Sudamericana, una Copa Suruga Bank (sí, yo lo celebro), y varias Superligas. Del 2012 al 2016, Santa Fe tuvo unos años de gloria total, y esto nos malacostumbró, al menos a los hinchas de mi generación.

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Crecimos en nuestros años de adolescencia con Santa Fe ganando títulos, y siendo un equipo de jerarquía, y así haya sido hace relativamente poco tiempo, se siente como si hubiera ocurrido hace una eternidad. Los últimos años han sido un verdadero martirio.  La felicidad que nos dio el equipo causaba un éxtasis completo, pero los recientes fracasos duelen como un puño al estómago.

Mencioné al comienzo de este texto que ser hincha es una relación tóxica, y acá es donde lo justifico. Cada semestre empieza con ilusión, con nuevos técnicos y fichajes que uno espera que lleven al equipo a lo más alto, y ya entrados en el torneo, uno celebra las victorias y hace duelo con las derrotas. Sin embargo, la mayor decepción siempre llega cuando el equipo juega un duelo crucial y lo pierde, sea para pasar a cuadrangulares, o avanzar a instancias definitivas en otras competiciones.

Ejemplos recientes hay montones. Finalización 2022, el equipo peleaba la posibilidad de pasar a la final de Liga, y perdió humillado 5-1 contra Pereira. Copa Sudamericana 2023, tenían que vencer a Goiás de Brasil para pasar a ronda de play-offs, y perdieron 1-2 de locales, por mencionar algunos. Además, de las últimas cuatro ligas, Santa Fe solo ha clasificado a cuadrangulares en una ocasión. Decepción tras decepción.

Y es que hay otras cosas que causan indignación, como el irrespeto hacia los ídolos, o que el puesto de técnico sea un carrusel. ¿Cómo es posible que a Omar Pérez en el día de su despedida no lo dejaran usar la camiseta de Santa Fe?, o que a Wilson Morelo lo sacaran del equipo estando a seis goles de llegar a los 100, por mencionar algunos casos. A los ídolos hay que respetarlos, quererlos, y tenerlos cerca al club.

El mejor ejemplo es ver a los vecinos, que con Alberto Gamero, exjugador campeón, le apostaron a un proceso que ya dio frutos, y en su cuerpo técnico está otro ídolo como Arnoldo Iguarán. Santa Fe ha tenido siete técnicos desde 2019, cambia más de entrenador que una moto de carril en Bogotá. Los que crecimos acostumbrados a ver al equipo ganar, hoy vivimos en un constante estado de decepción por lo que ocurre con nuestro amado león. Y aun así, ahí estamos cada semestre, cómo dice la barra: "Vamos, vamos, Santa Fe. Hoy te vinimos a alentar". Ojalá la ilusión de volver a ser campeón se cumpla dentro de poco, y que no me toque aguantar los 37 años sin títulos que sufrió mi papá.

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