¿Qué pasa con las cuentas de ahorro de un fallecido? Vea el proceso para reclamar dinero

Cuando una persona muere, sus cuentas de ahorro no se liberan automáticamente para los herederos. Los fondos forman parte de la herencia, y los herederos deben realizar una serie de trámites para poder acceder a ellos.

Uno de los pasos más importantes es notificar al banco sobre el fallecimiento, presentando el certificado de defunción y la documentación que acredita la relación entre los herederos y el fallecido.

Proceso de sucesión y acceso a los fondos

En la mayoría de los casos, el dinero en las cuentas de ahorro se retiene hasta que se realiza el proceso de sucesión, el cual determina cómo se distribuirán los bienes del fallecido, incluidos los saldos bancarios.

Este proceso puede ser judicial o notarial, dependiendo de la cantidad de dinero y la existencia de un testamento. Si el monto no supera los $82.515.392 COP (actualizado hasta septiembre de 2024), los herederos podrían reclamar los fondos sin necesidad de iniciar un juicio de sucesión.

En este caso, los herederos deben presentar una serie de documentos, como el certificado de defunción, el registro civil de los herederos y una declaración juramentada que certifique que no existe testamento ni un proceso de sucesión en curso.

Si el saldo supera este límite, se requiere un juicio de sucesión para acceder a los fondos. Este proceso puede prolongarse dependiendo de la complejidad de la herencia y de si hay conflictos entre los herederos. Además, los herederos deben asegurarse de que las deudas del fallecido sean pagadas antes de repartir los activos, ya que los fondos de las cuentas pueden ser utilizados para cubrir esas obligaciones.

Consecuencias de no cancelar una cuenta de un fallecido

Si una cuenta bancaria no es cancelada tras la caída del titular, puede seguir generando cargos, como comisiones por mantenimiento, lo que puede aumentar las deudas de la herencia.

Además, si los herederos no reclaman la cuenta durante un período prolongado, los fondos podrían considerarse abandonados y ser transferidos a la beneficencia pública​.