Contagios de covid-19 en los indígenas latinoamericanos prenden las alarmas
La pandemia está diezmando a las comunidades indígenas, blanco perfecto del coronavirus por sus precarias defensas ante enfermedades y la desatención estatal histórica de que son objeto.
Noticias RCN
10:48 a. m.
El anuncio de la muerte por covid-19 del cacique brasileño Paulinho Paiakan, un emblemático defensor de la Amazonía, puso cara a la tragedia que asola a muchos de los 420 pueblos originarios que viven en la cuenca amazónica.
Su fallecimiento en un hospital de Redencao, al norte de Brasil, es uno más de los cerca de 300 que enlutan a 100 comunidades, según la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), quintuplicando las muertes de 2019.
Esta representa una pérdida crucial para la vigilancia de la selva, un año después de los incendios que arrasaron enormes extensiones de este pulmón planetario.
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La APIB acusa al gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro de no haber "hecho nada" para contener el avance del virus en las aldeas, donde viven 750.000 nativos y que registran al menos 5.360 contagios.
"Si hubiese adoptado las medidas preventivas desde el inicio, habríamos evitado este número de muertes", afirma su coordinadora, Sonia Guajajara, en un podcast de la ONG Instituto Socio Ambiental (ISA).
El fotógrafo Sebastiao Salgado tildó la falta de acciones de "genocidio", y el nonagenario líder kaiapó Raoni Metuktire la atribuyó a la intención deliberada de Bolsonaro de "aprovechar" la pandemia para avanzar con proyectos de explotación que pueden marcar la extinción de comunidades enteras.
Las cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) hablan de al menos 20.000 indígenas infectados en la cuenca del río Amazonas, que atraviesa Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam.
"Estos grupos viven tanto en aldeas aisladas con acceso mínimo a servicios sanitarios como en ciudades densamente pobladas como Manaos (en Brasil), Iquitos (en Perú) o Leticia (en Colombia)", detalló su directora, Clarissa Etienne.
En la frontera Brasil-Venezuela se asientan los yanomamis, cuyas tierras sufren la ocupación de unos 20.000 mineros ilegales o "garimpeiros", según Survival International.
A pesar de las campañas para evitar que los indígenas se trasladen hacia los centros urbanos, en algunos casos quienes los exponen al virus son invasores como los garimpeiros, o quienes trabajan en explotaciones madereras o agropecuarias.
Un estudio realizado por la Universidad Federal de Minas Gerais y el ISA estimó que, si no se toman medidas, 40% de los yanomamis que viven cerca de esas áreas invadidas (cerca de 14.000) podría enfermar.
En el estado brasileño de Acre, fronterizo con Perú, donde se asientan 15.000 indígenas huni kui en 104 aldeas, también penetró el virus, que se cobró al menos cinco vidas.
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Por otro lado, en Loreto, en plena selva peruana, hay cerca de 1.500 indígenas achuar, awajun, cocama, shipibo y ticunas infectados y al menos 14 han muerto, según las autoridades, pese al toque de queda impuesto en la región, incluso más amplio en horas que el que rige en Lima.
Asimismo, Ecuador registró 523 casos y 25 muertos en comunidades kichwa, waorani, seikopai, suar, achuar, shiwiar y andwa, de acuerdo con la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana.
Los datos de la OPS muestran "una tendencia preocupante hacia una alta transmisión en las zonas fronterizas" que a menudo albergan poblaciones vulnerables, como indígenas, migrantes y jornaleros, y carecen de buenas infraestructuras médicas, resumió Etienne.