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El muro invisible: historias de dolor y esperanza en el borde sur de EE. UU.

La frontera sur de Estados Unidos sigue siendo escenario de un drama humano que no se detiene. Mientras el presidente Donald Trump la define como “un gran trabajo” en materia de seguridad, miles de migrantes enfrentan muros invisibles hechos de vigilancia, desierto y mar.


Noticias RCN

sept 07 de 2025
08:35 p. m.


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Testimonios de agentes y migrantes revelan un panorama marcado por rescates, tragedias y altos costos que convierten el sueño americano en una prueba de vida o muerte.

El discurso oficial vs. la realidad en la frontera

El 4 de marzo de 2025, Donald Trump reafirmó su visión de la seguridad fronteriza como un logro histórico. Según sus palabras, el despliegue militar y el refuerzo de la patrulla fronteriza representan “un gran trabajo”. Sin embargo, esa declaración contrasta con las vivencias de miles de migrantes que, al intentar cruzar hacia EE. UU., se enfrentan a obstáculos más grandes que un muro de acero: hambre, frío, incertidumbre y un sistema de vigilancia implacable.

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Para miles de migrantes, las palabras de Trump representan sueños rotos, familias fracturadas y vidas interrumpidas.

Todo nos han negado, después de esperar casi un año, porque no tenemos dinero para pagar los abogados.

El mar como nueva frontera: rescates y muertes en el Pacífico

No solo el desierto es escenario de la migración. En el océano Pacífico, lanchas precarias se aventuran hasta 200 millas náuticas, desafiando las patrullas aeromarítimas estadounidenses.

Un agente describe la rutina:

Muchas veces, cuando interceptamos los barcos, la gente hasta se alegra. Tienen hambre, frío, llevan días mojados (...) Nosotros les damos agua, chalecos, algo de comer. Allí sienten un poco más seguros.

La otra cara del éxodo son las tragedias, en apenas cuatro años, 30 migrantes han muerto en el mar.

Entre muros y desierto: la peligrosa ruta terrestre

La frontera terrestre no es menos hostil. Desde el aire se distinguen muros dobles reforzados con tecnología de última generación. En tierra, los migrantes enfrentan el calor extremo, serpientes y la falta de agua.

El agente Martínez, de origen colombiano, recuerda:

Solo el año pasado recibimos más de 2 mil llamadas de rescate. Encontramos migrantes deshidratados, sin fuerzas para continuar.

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Los objetos abandonados en el desierto (pasaportes, identificaciones, ropa) son testigos silenciosos de quienes nunca lograron cruzar.

Niños en la frontera: la cara más dura de la migración

Uno de los fenómenos más preocupantes es la presencia de menores no acompañados. Según cifras oficiales, entre 3 % y 4 % de quienes intentan cruzar son niños que viajan solos.

Un agente recuerda el rescate de dos hermanos:

Uno de 16 años y otro de 10. El mayor estaba deshidratado y nos dijo que su hermanita estaba perdida en el monte. La buscamos ocho horas hasta hallarla con vida.

Otros llegan con apenas un papel y un número de teléfono escrito. Para los agentes, estos casos son los más dolorosos: Ningún niño debería vivir eso”, afirma el oficial Alfonso Gutiérrez.

El alto costo del sueño americano

El endurecimiento de las políticas migratorias no solo ha elevado los riesgos, también los costos. Un cruce puede llegar a costar 20 mil dólares para latinoamericanos y hasta 50 mil para asiáticos o africanos.

En lo que va de 2025, se han detenido 50 mil migrantes, un 80% menos que el año anterior. La mayoría provienen de:

  1. México: 35 %
  2. Colombia: 13 %
  3. India: 8 %
  4. China: 7 %
  5. Turquía: 5 %

Pero la cifra más dolorosa sigue siendo la de vidas perdidas: 21 personas han muerto intentando cruzar en el último año.

Seguridad nacional vs. asistencia humanitaria

El director de operaciones marítimas, Brandon Tucker, explica la dificultad de su labor:

No siempre sabemos qué hay en una embarcación: pueden ser turistas, narcotraficantes o migrantes en condiciones precarias. Nuestra prioridad es hacer la situación segura para todos.

Este dilema refleja la tensión entre dos realidades: proteger la seguridad nacional y brindar asistencia humanitaria a personas que huyen de la pobreza o la violencia.

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Los túneles del narcotráfico: la otra batalla

La migración irregular no es el único desafío. Bajo tierra, el narcotráfico construye túneles cada vez más sofisticados. En 37 años, se han descubierto 97 pasadizos con sistemas de ventilación y comunicación, rieles y luz.

En esta batalla bajo tierra, las autoridades han encontrado rieles que usan los carteles para transportar la droga en cartones hasta Estados Unidos.

Un espejo de esperanzas y miedos

La frontera no es solo un espacio físico: es un espejo donde se proyectan las aspiraciones de los migrantes y los temores de una nación. En California, las historias se escriben entre arena y agua salada; pero en Texas, el Río Bravo impone sus propias reglas.

En cada intento, miles de personas arriesgan su vida persiguiendo un futuro mejor. Y aunque el muro, el mar o el desierto parezcan infranqueables, la migración sigue demostrando que ninguna frontera es totalmente invisible.

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Menores de edad son los nuevos coyotes para los migrantes

La madrugada en el Valle del Río Grande estaba en silencio cuando las luces de los vehículos oficiales iluminaron a cuatro migrantes rodeados por agentes de la patrulla fronteriza.

Entre ellos, tres adultos, tres mexicanos y un guatemalteco, guardaban silencio mientras recibían órdenes en inglés y español. Pero la sorpresa llegó al conocerse que el guía del grupo, el coyote, era un adolescente de apenas 15 años.

La escena revelaba mucho más que un intento fallido de cruzar hacia Estados Unidos. En medio de la oscuridad, el menor de edad asumía un papel que repite cada vez con más frecuencia en esta frontera: conducir a otros migrantes por trochas, aguas y caminos controlados por el crimen organizado.

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Los agentes confirmaron que este no era un caso aislado, que hay jóvenes que han sido sorprendidos más de una decena de veces guiando a adultos o incluso transportando droga.

La explicación es tan cruda como práctica: los carteles utilizan a los menores porque saben que, tras ser detenidos, el proceso termina con una deportación inmediata, sin mayores consecuencias legales.

Así, los adolescentes se convierten en piezas de un engranaje que combina vulnerabilidad, desesperación y la manipulación de quienes ven en ellos una herramienta útil para el negocio del tráfico de personas.

Finalmente, la captura de ese adolescente como guía recuerda que, en la migración irregular, los sueños y las infancias se pierden en el mismo camino.

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