Una madre en Tijuana y un hijo en Estados Unidos: el drama de una familia colombiana que quiso cruzar la frontera
Justo cuando pensaron que alcanzaban el sueño americano, una familia colombiana fue separada en el muro que separa a México de Estados Unidos.
Noticias RCN
09:02 p. m.
Tijuana es la ciudad que recibe cada día más de 45.000 migrantes que buscan cruzar la frontera hacia Estados Unidos. El punto es un lugar que no duerme y que se convierte en una pesadilla para quienes pretender pasar el muro ilegalmente.
Entre enero y marzo de este año se reportaron 1.494 personas desaparecidas en esta zona de México.
Esta es una ciudad de tres caras: la de la fiesta, diversión y la del muro que se erige como una barrera de kilómetros que divide los sueños y la realidad. Allí, cientos de desaparecidos empapelan la ciudad, luego sucumbir en el cruce ilegal de la frontera.
Son muchas las vidas que se han perdido por querer buscar un futuro mejor en esta, la frontera más transitada del mundo. La cifra incierta es de quienes pasan de forma irregular.
El camino para llegar al muro
Janeth, una migrante colombiana que estuvo allí por cuatro meses, habló con Noticias RCN sobre el drama que es pasar por esta situación con su familia.
Ellos no cruzaron el Darién, llegaron a México en un vuelo comercial usando como puente supuestas agencias de viaje que les ofrecían un paquete especial para lograr pasar la temida migración mexicana.
Después de comprar el plan de $16 millones a una agencia en Villavicencio, viajaron a México, y por tierra llegaron a Tijuana. Además, pagaron $10 millones al coyote y a esto se suman los gastos de comida y transportes.
Desde 1994, todos los presidentes de Estados Unidos han aportado a la construcción de diferentes tramos del muro que busca frenar la migración ilegal hacia su territorio. Y aunque no ha sido totalmente efectivo, sí ha servido para dificultar el paso de quienes persiguen el sueño americano.
Para Janeth y su familia, a solo medio paso de lograr la tan anhelada meta, el sueño se vio truncado cuando fueron abandonados en el muro con una escalera para subirse.
Ella cuenta que al subir, la migración de México llegó para capturarlos. Sin embargo, su hijo logró pasar. Se despidieron entre los barrotes y partieron en direcciones opuestas.
La larga espera en México
Janeth y su esposo fueron trasladados a un centro de detención mexicano, mientras que su hijo fue recogido por los norteamericanos.
En la mayoría de los casos, las autoridades migratorias regresan a quienes ingresan a su territorio de forma irregular, pero por los antecedentes médicos de Janeth, fue posible reubicarla en un albergue de Tijuana.
Los cientos de kilómetros del muro terminan en la playa de Tijuana, en donde los migrantes esperan cualquier descuido para cruzar al otro lado.
Una peligrosa corriente amenaza con llevarse a quienes se atreven a pasar, mientras que aquellos que no lo logran se rebuscan la forma de sobrevivir en albergues improvisados, sin recursos y sin requisitos.
Otros sitios, como donde está Janeth, cuentan con camarotes para las familias, cocina, zonas de juegos y salón de televisión. Allí, hay muchos que todavía tienen la maleta llena de sueños esperando, ya no a un coyote, sino una cita para inscribirse en procesos de migración regularizada.
Una colombiana que busca a sus compatriotas desaparecidas
Para los colombianos, la espera puede ser de 6 a 9 meses, como lo cuenta Paola Morales, una connacional radicada en México que entrega su vida a ayudar a quienes quieren pasar y buscar a mujeres colombianas que han desaparecido en el norte de México.
Uno de esos es el caso de Lizeth Yoana, de 34 años, quien desapareció el pasado 3 de julio.
En medio de las historias de las innumerables personas que arriesgan su vida por llegar a Estados Unidos, Paola afirma que no vale la pena seguir el sueño americano.
Mientras tanto, Janeth sigue soñando con un futuro para sus hijos.