Mutilación genital femenina, el oscuro secreto de Singapur

Foto: pixabay

La ciudad Estado se distingue por ser moderna, pero conservadora, y la mutilación genital femenina, prohibida en gran parte del mundo, está permitida.


AFP

ago 12 de 2021
05:14 p. m.

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Saza Faradilla tenía 22 años cuando se enteró de que había sido mutilada genitalmente siendo bebé, como parte de una persistente tradición silenciosa entre la minoritaria comunidad musulmana de Singapur.

La ciudad Estado se distingue por ser moderna y cosmopolita, pero los valores sociales son conservadores y la mutilación genital femenina, prohibida en gran parte del mundo, está permitida.

Aunque se cree que la práctica es generalizada entre la minoría musulmana de origen malasio, muchas mujeres no se enteran de que fueron sometidas a ella hasta que son adolescentes o adultas.

"Me siento muy traicionada", declaró Saza, quien se enteró de que se le practicó la mutilación luego de protestar porque se lo hicieron a una prima joven.

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"Yo estaba extremadamente chocada y me sentí muy, muy violentada", dijo a AFP la mujer de 26 años, quien dice que pidió explicaciones a su madre por ello.

"Ella dijo que me cortaron porque no quería que fuera adúltera, porque es algo limpio, y porque forma parte de la religión", recordó.

Conocida en Singapur por el término "sunat perempuan", en lengua malasia, la práctica muchas veces incluye cortar el clítoris y el prepucio del clítoris.

El procedimiento es menos extremo que el que se practica en otros lugares, pero activistas locales lo condenan como una violación y hacen campañas por erradicarlo.

Saza y un grupo de mujeres en su mayoría musulmanas, usan Instagram y panfletos para desmentir mitos y realizar talleres para apoyar a quienes han sido sometidas a la práctica.

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Pero abordar este tema tabú provoca muchas dificultades, las activistas han sido acusadas de no ser buenas musulmanas, mientras algunas de ellas no le han contado a sus familias sobre su participación en este movimiento para evitar tensiones.

Dicen también que la reticencia de la comunidad malasia a discutir temas como la sexualidad femenina hace más difícil abordar el asunto.

El verdadero alcance mundial de la mutilación genital femenina no está claro, aunque la ONU calcula que al menos 200 millones de niñas y mujeres vivas han sido sometidas al procedimiento en 31 países de África, Oriente Medio y Asia.

Algunos musulmanes creen que es importante para la salud y desarrollo moral de las niñas, o lo aceptan como parte de una tradición, sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la práctica no tiene beneficios sanitarios, es riesgosa y supone una violación de los derechos de las niñas, además de ser "una forma extrema de discriminación de género".

No hay cifras oficiales sobre cuán extendida es la práctica en Singapur, pero 75% de las mujeres musulmanas consultadas por el grupo de Saza han sido sometidas al corte genital.

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Cerca de 10% de los 5,7 millones de habitantes de Singapur son musulmanes de origen malasio, la mayoría de los pobladores de la ciudad Estado son de origen chino.

El Consejo Religioso Islámico de Singapur, que brinda orientación religiosa a los musulmanes de la ciudad Estado, se ha pronunciado contra la práctica.

La organización "sostiene la postura de que cualquier procedimiento que ha sido probado médicamente que causa daño, incluida la mutilación genital femenina (...), debe ser evitado", señaló un portavoz a AFP, sin embargo, hay pocas señales de un alejamiento significativo de la práctica en Singapur, y no hay una prohibición oficial.

Saza, quien trabaja en el sector de educación, cree que el gobierno ha evitado hablar mucho sobre el tema para evitar irritar a la comunidad musulmana local o a los grupos internacionales de derechos humanos.

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Los activistas no buscan una prohibición por temor de que la práctica continúe de forma clandestina, pero quieren que las autoridades de salud digan públicamente que médicamente no es necesaria y que el Consejo Islámico no lo vea como una obligación religiosa, sin embargo, es difícil cambiar viejos hábitos.

Zubee Ali, integrante del grupo de Saza, fue sometida al procedimiento como niña y se negó a que se lo hicieran a sus dos hijas, pese a las presiones sociales.

Pero la mujer de 59 años no pudo evitar que sus hermanos sometieran a sus sobrinas al procedimiento.

Para Zubee, hay un dolor más profundo: siente que la mutilación la privó permanentemente de algo, "Nunca sabré lo que es ser entera o pura. Me lo han arrebatado", dijo Zubee.

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