¿Se acerca el fin de Boris Johnson? Los escándalos del primer ministro británico

Boris Johnson (c), primer ministro británico. / Foto: AFP

Está debilitado por la dimisión de una quincena de miembros de su gobierno que denunciaron falta de "integridad".


AFP

jul 06 de 2022
07:22 a. m.

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Carismático y controvertido, Boris Johnson destaca por su talento para escapar a las crisis, pero cada vez más maniatado por la rebelión en su Partido Conservador y su gobierno, debe demostrar si le queda un truco para salvar su carrera política.

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El Partido Conservador británico "ganó su mayor victoria electoral en 40 años bajo mi liderazgo y si no creen que podemos recuperarnos de nuestra posición actual y ganar de nuevo, es que no han mirado bien mi historial", dijo a principios de junio durante un voto de confianza del que salió victorioso pero debilitado.

Sin embargo, un mes más tarde ha acumulado otros dos reveses electorales y un nuevo escándalo, por nombrar al conservador Chris Pincher en un importante cargo parlamentario "olvidando" las acusaciones en su contra de manoseo a varios hombres.

Esto incrementó la sensación de que Johnson oculta la verdad, tras haber negado hace unos meses el "partygate", escándalo de las fiestas ilegales celebradas en Downing Street durante los confinamientos, socavando la popularidad que lo había alzado al poder.

En 2019, gracias a su promesa de llevar a cabo un Brexit que tras años de bloqueo parecía imposible, este experiodista de 58 años con un cierto aire de payaso logró contra todo pronóstico una aplastante mayoría legislativa.

El político de la indisciplinada cabellera rubia cumplía así el sueño de su vida, ser nombrado primer ministro, después de haber deseado siendo niño convertirse en "rey del mundo", según palabras de su hermana Rachel.

Solo cree en sí mismo

Alexander Boris de Pfeffel Johnson nació en 1964 en Nueva York, en el seno de una familia de políticos, periodistas y celebridades mediáticas.

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Uno de sus bisabuelos era turco y fue ministro del último Imperio Otomano. Algo que él siempre recuerda cuando se lo acusa de islamofobia, como cuando comparó a las mujeres vestidas con burka con buzones de correos, unas declaraciones que le valieron también acusaciones de misoginia.

"Lo único en lo que Boris Johnson cree es en Boris Johnson", aseguró a la AFP el exdirector general de la Organización Mundial del Comercio (OMC) Pascal Lamy, que conoce a su familia desde que Boris era un muchacho y estudiaba en la Escuela Europea de Bruselas, donde su padre fue eurodiputado.

Algo que según algunos se demuestra con el inusual ejercicio que realizó para decidir su posición sobre el Brexit: columnista del diario conservador The Daily Telegraph, preparó un artículo anunciando que apoyaba la permanencia en la Unión Europea y otro afirmando lo contrario.

Esto alimentó la impresión de que este gran admirador de Winston Churchill --sobre el que escribió una biografía-- basó su decisión en un cálculo político.

Mentiras y exageraciones

Siguiendo el recorrido clásico de las élites británicas, estudió en las prestigiosas Eton y Oxford.

En 1987 comenzó una carrera de periodista en The Times, que le despidió un año después por inventar unas declaraciones. Entre 1989 y 1994 fue corresponsal del Telegraph en Bruselas, donde escribió artículos que ridiculizaban las regulaciones europeas.

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"No inventaba las historias pero siempre caía en la exageración", recuerda Christian Spillmann, periodista de la AFP en Bruselas en esos años.

Elegido diputado en 2001, perdió un puesto en la cúpula conservadora tres años después por mentir sobre una aventura extramatrimonial. Uno de los varios escándalos personales de un político que no quiere decir cuántos hijos tiene... además de los siete reconocidos.

Divorciado dos veces, ahora vive en Downing Street con su tercera esposa, Carrie, de 34 años, y los dos hijos de ambos, Wilfred, de dos años, y Romy, de 6 meses.

Adquirió rango de estrella tras ser elegido alcalde de Londres en 2008 y, aunque se le achacan algunos proyectos desastrosos, acabó brillando por los exitosos Juegos Olímpicos de 2012.

Fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores por Theresa May en julio de 2016 y se le acusa de haber cometido graves errores diplomáticos.

Ya como primer ministro, fue fustigado por su errática gestión de la pandemia, pero logró hacer olvidar las críticas apoyándose en una exitosa campaña de vacunación. 

Sin embargo, cuando acusado de haber permitido fiestas con excesos de alcohol entre sus colaboradores durante los confinamientos, primero lo negó y después lo justificó asegurando que se trataba de "eventos laborales", por lo que fue acusado de mentir.

A su gobierno le falta "integridad", afirmó el martes el ministro de Sanidad, Sajid Javid, uno de los dos pesos pesados que dimitieron junto a una docena de otros miembros del ejecutivo en desacuerdo con su comportamiento.

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