“Blue Monday” Liberándonos de las etiquetas
Ver el lado negativo o positivo de las cosas es una actitud que no sólo influye en el estado de ánimo.
Al tercer lunes de enero se le llama “Blue Monday” o lunes azul, se le ha determinado como el día más triste del año. El psicólogo Cliff Arnall le dio esta connotación a través de una fórmula que tenía en cuenta distintos factores, como el clima, las deudas adquiridas durante la época de Navidad, y el retorno a las rutinas diarias.
Ver el lado negativo o positivo de las cosas es una actitud que no sólo influye en el estado de ánimo, sino que termina siendo un componente esencial en el resultado de lo que hacemos; de ahí que, una de las verdades de la psicología se refleje en la reflexión usada frecuentemente “Todo depende del color del cristal con que se mira” o “ves el vaso lleno o vacío”.
Según la teoría del color, el azul representa tranquilidad y serenidad, pero también se relaciona con sentimientos de paz, lo que podría llevar a la mente a estados de ánimo que derivan en tristeza. Sin embargo, desde otro punto de vista, se trata de uno de los colores que se vincula al cuidado de los demás, al entendimiento, confianza y protección.
No se puede etiquetar un día adyacente a una emoción, los momentos positivos o negativos son válidos y representan situaciones particulares de cada individuo, no de un día como tal. Ahora bien, sí es importante considerar aún más el valor del autocuidado e importancia sobre la salud mental como forma de mejorar la relación con uno mismo y potencial impacto al entorno en el que interactuamos. La incorporación de rutinas de autocuidado es clave para mejorar la calidad de vida y favorecer el bienestar individual, laboral y social.
Es por esto que, en Pfizer entendemos el “qué hacemos” bajo cuatro simples pero poderosos valores que definen nuestra compañía y nuestra cultura. El coraje, como reflejo de la innovación que comienza con el cuestionamiento de lo convencional; especialmente ante la incertidumbre o adversidad; esto sucede cuando pensamos en grande, nos expresamos y somos decididos. La excelencia al pensar que solo podemos cambiar la vida de los pacientes cuando, juntos, logramos prestar el mejor servicio. Equidad, considerando que todas las personas merecen que se les tenga en cuenta, escuche y cuide; esto sucede cuando somos inclusivos, actuamos con integridad y reducimos las desigualdades. Y la alegría como indicador de satisfacción en la labor diaria, nos dedicamos a nuestro trabajo, y nuestro trabajo nos retribuye; disfrutamos sentir orgullo, reconocernos unos a otros y divertirnos.
A esto se suman actitudes que hemos creado promoviendo un cambio de pensamiento que busca siempre mantener la creatividad y curiosidad, impulsado por acciones donde se priorice la mejora continua bajo la innovación y creación de un futuro mejor. No sin antes considerar que liderar con amabilidad genera confianza y multiplica los resultados en cultura organizacional de alegría y reconocimiento.
Resulta claro, que somos autónomos y responsables del tipo de pensamientos y actitudes que queremos priorizar, y que las etiquetas son cadenas que nos mantienen encerrados en círculos imaginarios, juicios que nos aprisionan, ¡pero somos mucho más que eso!