Colombia sigue en deuda con la vida
Hay noticias que nunca se quieren informar, sucesos que nos avergüenzan como sociedad y nos llenan de conflictos mentales y recuerdos de épocas de un horror que creíamos haber superado.
¿Cómo explicarle a nuestros hijos que en Colombia no se puede pensar diferente? ¿Cómo decirles que hoy los valores se han perdido entre ideologías extrañas que justifican los excesos? ¿Cómo blindarlos frente a los que se nutren de la división y el retroceso?
El macabro y vergonzoso asesinato de Miguel Uribe nos tiene que zarandear como sociedad. No desde el rencor evidente que despierta esta pérdida, sino desde la responsabilidad como padres y huérfanos de un país y las épocas que creíamos esfumadas.
El país le falló a Diana, a Miguel, a Maria Carolina, a Maria Claudia, pero sobretodo a Alejandro. Un niño que no conoció a su abuela y que va a tener muy pocos recuerdos de un papá que soñó y luchó por un país en orden y libertad.
Yo se que cuesta y que cada vez provocan más. Hay que ver los trinos desacertados y malintencionados de exalcaldes indeseables y muy cuestionados, pastores sembradores de división y representantes cuyo único legado ha sido quemar a detractores, pero por favor mesura, al menos por hoy.
Nuestros hijos hoy necesitan un ejemplo de compostura e inteligencia. Que sea un homenaje a la familia de Miguel y puedan despedirlo en paz, sin los ánimos más caldeados y sin más mártires y víctimas de un país que no ha estado a la altura de las obligaciones con la vida, el respeto, el orden, y la justicia.
Gracias Miguel por un sacrificio que nunca negoció sus convicciones. Hoy con mesura, pero nunca con miedo. Queda una responsabilidad enorme para recuperar el orden y condenar con rigor a quienes le roban la esperanza a Colombia.