El fango inmoral del enredo
Se la pasan hablando de reconciliación mientras satanizan, maltratan y perfilan sin límites.
Desde hace 3 improvisados años, los colombianos nos estamos levantando a agarrar nuestro celular para ver cuál es la embarrada del día y la repercusión que ha tenido en cualquiera de los ámbitos en los que cada vez está peor el país.
Implosionaron un sistema de salud que, aunque imperfecto, nunca llegó a desconocer lo técnico para confundirse con las habladurías propias de la improvisación; desarticularon el sistema de educación nacional con promesas falsas que se evidencian en el rigor de la ortografía con la que escriben sus trinos; intervinieron empresas de servicios públicos que no funcionan y le deben plata a todo el mundo; hoy por hoy, manejan las relaciones internacionales con el ejemplo laboral de un Fruver de Racero, o el rigor técnico de algún representante que solo quiere una constitución para elles.
Duraron 30 años criticando todo y dando soluciones como si fueran expertos en algo. Hoy nos deleitan con la mesura de Benedetti, la prudencia y el buen gusto de Saade, la empatía de Isabel Zuleta, y el feminismo desbordado de las bodegas que perfilan a las mujeres periodistas. Todo es contra la corriente con el 'tufillo' delirante de la venganza y el resentimiento. ¿De qué?
¿Acaso Petro alguna vez en su vida ha padecido el abandono que reclama todos los días en sus discursos? Un tipo lleno de privilegios hace más de 30 años. Él, el papá de Nicolás, un tipo que se ganaba 18 millones mensuales, pero se gastaba 200 en cash. ¿Cuál es esa fascinación por la plata en efectivo?
Yo no veo a nadie de esa corriente haciendo empresa, generando bienestar y riqueza. Se la pasan hablando de reconciliación mientras satanizan, maltratan y perfilan sin límites. Nunca han ofrecido nada diferente a división entre blancos y negros, ricos y pobres, o trabajadores y empresarios. Solo hablan del fin de la humanidad, dudan hasta de lo que se comen, y todo les genera delirio.
Si sus ideas son tan buenas, ¿por qué tienen que imponerlas a las malas y con trampa? ¿Cuántos condenados tienen por corrupción y mermelada? ¿Cuántos escándalos incoherentes por malversación de recursos? ¿Cuántos titulares viscerales, producto de los delirios para luego arrodillarse en cartas mal escritas? No hay planes, no hay argumentos, no hay resultados. Todos los días un escándalo peor que el anterior. Las Fake GUS permanentes.
Cómo estará de mal representada esa corriente que su representante máximo es un imputado que pretendió dividir a su ciudad y luego la desfalcó con su tono culebrero. Se les mencionan los excesos y las cositas particulares de ese señor y la respuesta es: “pero es que Uribe”.
Nunca condenaron a Maduro. Lo aman, ya empezaron a volver a Caracas sin vergüenza con su propia gente. Hoy confunden con los pasaportes, pero en el fondo todos sabemos que el fin de la estrategia es el sistema electoral. Han gastado más que Duque en la pandemia y se atreven a intentar dar clases sobre reservas, economía, fondos de estabilización y matrices de bienestar.
Hoy, faltan 397 días para que cese la horrible noche, si no se atornillan. Tremendo reto el del próximo gobernante, que va a tener que bailar ahora con ellos desde la oposición, pero con la agravante ya no del resentimiento por el poder, sino por el de haberlo tenido y dilapidado al igual que los propios resultados de su impresentable gestión, la cual ya es suficientemente vergonzosa ante el mundo.