Claudia Bukele
Hoy que la alcaldesa está en campaña para suceder al presidente Gustavo Petro y seguramente encuentra más espacio para crecer en la derecha.
El populismo punitivo de la alcaldesa Claudia López es cada vez más evidente, se disfraza de soldado, se muestra como una líder cuidadora pero de mano dura. López está cada día más a la derecha. Nadie en Colombia duda hoy que la alcaldesa está en campaña para suceder al presidente Gustavo Petro y seguramente encuentra más espacio para crecer en la derecha.
Pero no todo vale, hace unas semanas, la alcaldesa mediante una carta, convocó a la ciudadanía a manifestarse en contra de la reforma al Código Penal del gobierno de Petro argumentando “impunidad”. La carta fue firmada y publicada en redes sociales por casi todos los funcionarios de su gabinete, incluyendo a sus áulicos en el Concejo de Bogotá. Esto no sorprende, lo inaceptable es que la misma Claudia López les “sugiera” a los funcionarios de libre nombramiento y remoción del Distrito firmar dicha carta, eso es politiquería pura y dura. ¿Le van a decir que no a la patrona?
De acuerdo con la carta de Claudia López, a través de la reforma a la justicia el Gobierno Nacional quiere excarcelar delincuentes sin haber cumplido su condena, y bajo el argumento de disminuir el hacinamiento carcelario, garantizar impunidad.
Pero en el texto hay algo más grave que la simple opinión de un político en campaña. La Alcaldesa relativiza los derechos de los ciudadanos privados de la libertad para instrumentalizar el miedo, eso es una bajeza, como también lo es utilizar su rol como gran empleadora para posicionar numerales y generar tendencias en redes sociales. Claudia López irrespeta el voto de confianza que le dieron los bogotanos al hacer política con recursos públicos, ella no es más que una inquilina temporal del Liévano, no su dueña.
A Claudia López no le interesa defender los derechos ciudadanos y menos de quienes están privados de la libertad, lo que busca es instrumentalizarlos a su conveniencia, manipular a la opinión pública con la vieja estrategia del populismo punitivo. No es la primera vez que lo hace. Lo vimos durante las protestas de 2020 cuando estigmatizó a los jóvenes por alzar su voz en las calles; también cuando decidió culpar a los a migrantes venezolanos por la inseguridad de la ciudad, un acto abiertamente xenófobo.
La carta de López encaja perfectamente en la narrativa del tirano que gobierna con mano de hierro El Salvador. Bukele no tiene problema en decir: “Defienden derechos de los delincuentes y no los de la gente honrada”, Claudia López lo matiza pero en esencia dice exactamente lo mismo: “De corazón, creo en las segundas oportunidades, pero también creo que los derechos de los que roban, atracan, y hasta matan, no pueden estar por encima de los de millones de colombianos que trabajamos, estudiamos y vivimos honradamente”.
En los derechos no hay peros, mucho menos cuando se trata de ciudadanos privados de la libertad. Es el Estado quien decide restringir la libertad de esas personas y al hacerlo asume directamente la obligación de garantizarles los derechos a quienes están bajo su tutela.
Es indudable que Claudia López es uno de los fenómenos políticos más importantes de los últimos años en Colombia, pero su afán de protagonismo y su embriago de poder no la pueden llevar a jugar con algo tan peligroso. Abusar de los recursos públicos y promover narrativas tan peligrosas como la de Bukele no le hace ningún bien a Bogotá.
Concejal de Bogotá
@CarlosCarrilloA