¿Debemos vacunar inmigrantes? | Por: Carlos Manjarrés

No existe el derecho de la inmigración, existe el derecho de intercambio, compra o renta en varios lugares, esto exige moderación y cooperación.


Carlos Manjarrés
feb 10 de 2021 06:00 a. m.
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Por: Carlos Manjarrés*

@carlosdazajr en Twitter

Nada de lo que el gobierno promete es gratis, nos cuesta a todos; ellos solo nos pasan la cuenta. Nosotros hace tiempo dejamos de ser humanos para los estatistas, a nosotros se nos conoce como los “contribuyentes”. Contribuimos, claro, en contra de nuestra voluntad para cumplir los caprichos morales de una minoría ruidosa y de una élite sobresocializada.

No está en nuestras manos tomar esta decisión, nuestras leyes son benignas para los representantes del Estado y élites parasitas y malignas para los que financiamos este espectáculo de mal gusto.

Ahora bien, sabemos que no existe algo como “una vacuna gratuita”. Ese dinero tiene que salir de algún lado. Si le preguntamos a los políticos, claro que saldrá de nuestros bolsillos, la profesión de “servidor público” se reduce a decidir arbitrariamente el destino del dinero de otro.

Ahora, no pretendo tomar una posición enfrascada en que como es nuestro dinero no se debe vacunar a los extranjeros venezolanos --pues algunos sondeos apuntan que casi la mitad de los venezolanos en el extranjero están aquí en Colombia-- sino más bien abandonar esa noción de Estado y reducirlo a gobiernos más acordes con una idea descentralizada para ser eficientes, donde las fronteras se rigen por un estricto control social y no político.

El tema no es muy complejo, la existencia de autoridades es connatural al hombre. Es decir, puede existir una autoridad natural, acuerdos sociales que no precisen derivar en un gran monstruo liberticida.

Como el dinero ya se nos quitó y ya se compró la vacuna, simplemente se puede cobrar la entrada a nuestras ciudades y asentamientos de cualquier naturaleza para financiar la vacuna de extranjeros en un “pague o váyase”, exceptuando quien sea invitado por un residente, este correrá con los costos que genere dicho extranjero.

Que el Estado desautorice nuestras propiedades y bienes comunales --financiadas con años de trabajo de nuestros abuelos, padres y de nosotros mismos-- permitiendo la entrada de todos de manera “libre” es ciertamente contraproducente.

No existe el derecho de la inmigración, existe el derecho de intercambio, compra o renta en varios lugares, esto exige moderación y cooperación. El comercio nos exigió ser civilizados, no es momento de actuar con histeria.

*Estudiante de derecho. Investigador del Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociojurídicas de la Universidad Libre y Coordinador de Students for Liberty.

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