Las campañas negativas debilitan la democracia
La campaña que estamos viviendo en estas elecciones nos afecta como sociedad y como individuos
Por Carolina Fierro
Sí, la campaña política negativa y dañina que estamos viviendo en estas elecciones presidenciales, sí nos afecta como sociedad y como individuos. Es tradicional en muchos países del mundo, sobretodo en Estados Unidos, utilizar mensajes agresivos en contra del candidato opositor. Pero lo que estamos viviendo en Colombia sienta unos precedentes nefastos para el país, para la gobernabilidad del próximo presidente y para la democracia.
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No solo es el ambiente maligno de las redes sociales en especial Twitter, sino la energía y el conocimiento de estrategas de campaña desgastados en cómo arruinar a los opositores, cómo desprestigiarlos, y en la campaña del candidato Gustavo Petro específicamente, en cómo arruinarse ella misma al trasladar el debate programático a las cárceles de Colombia.
En esta campaña se intensificó la estrategia del trabajo sucio, el desprestigio y la descalificación, la cual había sido usada en campañas anteriores, al tiempo que se dejaron las propuestas reales profundas y concretas en casi un último plano. En un estudio publicado por la Revista de Ciencias Sociales Enquiries, en 2015, reveló que “a los votantes no les gusta las campañas negativas. Los más educados quieren que los candidatos se centren en los temas. Los menos instruidos quieren candidatos que les faciliten la participación en las elecciones al no obligarles a buscar en un océano de hechos para discernir la verdad de todos y cada uno de los comentarios negativos que se hacen sobre el oponente de un candidato.”
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Pareciera obvio y elemental que aquellos que su campaña sea limpia tendrán mejores resultados que los que no lo hagan. Un cambio generalizado de las tendencias convencionales no sólo mejoraría su rendimiento, sino que también mejorará la calidad de la democracia del país, en la medida en que más ciudadanos ejerzan su derecho y responsabilidad de votar. Por tanto, cualquier político que afirme amar la democracia debería demostrar ese amor tomando el camino de las campañas positivas.