No más doble moral, ¡seamos honestos! | Por: Catalina Suárez Bedoya

Lo que este escenario nos está planteando es gravísimo: que la violencia y la política vayan de la mano.


Catalina Suárez Bedoya
nov 08 de 2020 06:00 a. m.
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Por: Catalina Suárez Bedoya*

@CatalinaSuarezB en Twitter

La historia colombiana nos muestra que el país parece vivir en un ciclo constante de violencia que siempre -o casi siempre- está ligado a los vaivenes de la política. Eso es innegable. Pero también es innegable el hecho de que, a menos de dos años de unas nuevas elecciones, el panorama social se está manchando con sangre nuevamente. 

En el último tiempo se está presentando un aumento significativo de violencia, directamente proporcional con el crecimiento de cultivos ilícitos.

A pesar de que el año 2020 ha estado marcado por las restricciones a causa de la pandemia, la violencia parece tener inmunidad al virus.

Son tres los grupos armados ilegales que en el último tiempo han cobrado gran protagonismo en el recrudecimiento de los hechos de violencia: la guerrilla del ELN, los grupos posFarc y los llamados Grupos Armados Organizados (GAO), cuyo principal representante es el llamado Clan del Golfo.        

Grupos que cuentan con la presencia en el territorio venezolano que, con la complacencia del gobierno del país vecino, les sirve como una retaguardia perfecta para escapar. Son infames. 

Por esas razones, quiero hacer un llamado a que seamos honestos frente a lo que este escenario nos está planteando: es gravísimo que la violencia y la política vayan de la mano nuevamente; es importante reconocer que el narcotráfico es el causante del derramamiento de sangre en el país. 

Una ciudadanía honesta debe rechazar todos los actos de violencia que vienen sucediendo. La existencia de pancartas que digan "Es necesario que Uribe Muera" en movilizaciones sociales, los asesinatos a líderes, los desacertadísimos comentarios de la alcaldesa Claudia López contra la población venezolana para evadir sus responsabilidades, entre otras situaciones que deberían ser objeto de nuestro rechazo y no características de nuestro diario vivir.

Por eso debemos apoyar el Gobierno en las políticas necesarias para combatir el narcotráfico, sin doble moral. Sí a la  aspersión aérea y a la  erradicación para que frene esta horrible ola de violencia. ¡Seamos sinceros!

*Estratega de comunicaciones y analista política.

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