Lo político es técnico

Más allá de lo electoral, estaban en juego dos visiones de hacer política y de cómo solucionar los problemas de la gente.


Daniel Peñaranda
nov 01 de 2023 06:00 a. m.
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Este domingo el gran perdedor de las elecciones locales en Bogotá fue el Gobierno Nacional. Más allá de lo electoral, estaban en juego dos visiones de hacer política y de cómo solucionar los problemas de la gente. La visión de cambio mesurada se sobrepuso sobre la necesidad de reformarlo todo desde cero, una victoria que parece priorizar la evidencia de lo que funciona sobre la ideología.

Una de las críticas más recurrentes de la izquierda a la tecnocracia colombiana es que lo “técnico es político”. Es un reclamo a la idea de que la evidencia es ideológicamente neutra y las decisiones que se tomen con ella son “científicas”; reglas inamovibles que no pueden ser cuestionadas políticamente.

Este valioso recordatorio para revisar los supuestos detrás de nuestra objetividad se ha convertido sin embargo en un arma política. Con la excusa de que lo técnico es político, el sector más radical del gobierno se ha encargado de condenar cualquier evidencia y decisión contraria a sus propios sesgos.

En vez de evaluar la validez de las posturas “técnicas”, estas son vistas como obstáculos a esconder debajo de la alfombra. Creen que la crítica se resuelve si lo ideológico no puede ser cuestionado.

Esta actitud se ha traducido en el desmantelamiento de las capacidades de las entidades más técnicas del gobierno. En las discusiones sobre las reformas pensional, laboral y a la salud, cualquier desvío a la propuesta del Gobierno se reduce a la “tecnocracia al servicio de los grandes capitales” y las entidades han perdido su capacidad para disentir. Por eso la reforma a la salud no requiere revisión de impacto fiscal, al final el mandato popular, o más bien su interpretación, no requiere de ninguna aprobación. 

La última víctima de este debate fue el DANE. Justificándose en la técnica, pero de espaldas a la ciudadanía, la semana pasada el DANE decidió eliminar de la Encuesta de Calidad de Vida preguntas relacionadas con el gasto de bolsillo en salud mientras que en Congreso se discutía la reforma a ese sector.

En el mejor de los casos, la entidad está en medio de un escándalo precisamente por pecar de lo que tanto critica el gobierno de turno. En el peor, pasamos de “lo técnico es político” a lo “político es técnico” con un gobierno directamente metiéndole mano a las estadísticas oficiales para engavetar cualquier información que lo incomode.

Este escándalo contrasta con el mensaje que mandó Bogotá el domingo. Con propuestas basadas en la evidencia y técnica, Galán será el próximo alcalde de Bogotá y tendremos a Oviedo, exdirector del DANE, en el Concejo. Le ganaron el pulso a Bolívar, que promovía reiniciar Bogotá para comenzar donde Petro terminó, entre otras obviando el criterio técnico para poder hacer el metro subterráneo.

Ante esta victoria de lo técnico sobre lo político, de Juan Daniel Oviedo sobre Gustavo Bolívar, no deja de ser irónico que tres días antes fuese el DANE el centro de ese debate. Piedad Urdinola, la actual directora, tiene toda la capacidad para defender la independencia de las estadísticas del país. Será su trabajo que el DANE no pierda lo que ganó Bogotá este domingo: una defensa de lo técnico sobre lo político.

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