La victoria de Milei

La sorpresiva victoria de Javier Milei en la segunda vuelta presidencial de Argentina es una hazaña excepcional.


Daniel Raisbeck
nov 26 de 2023 11:22 a. m.
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Milei no solo derrotó la formidable maquinaria política del peronismo al liderar un partido político nuevo; también convenció a una mayoría de votantes de la necesidad de recuperar la tradición perdida del liberalismo argentino. Y por liberalismo me refiero a las ideas de la libertad, del Estado mínimo, con el énfasis que hizo Milei en el respeto absoluto a los derechos fundamentales de la vida, la libertad y la propiedad. Es esta la verdadera fuente de la prosperidad, no la corrupción del término “liberalismo” que se ha dado en Colombia, donde “liberal” pasó a significar “socialista”.

No obstante, el tiempo para celebrar durará muy poco. Milei se convertirá en el nuevo presidente de Argentina el 10 de diciembre, con niveles de inflación anual superiores al 140 por ciento, una moneda nacional prácticamente sin valor y el 40 por ciento de la población viviendo por debajo del umbral de la pobreza. No obstante, el presidente electo parece entender que la gravedad de la crisis económica de Argentina ni da tregua ni permite quedarse a medias tintas.

Implementar el programa económico que Milei presentó en campaña es la única posibilidad de Argentina para derrotar la inflación, recuperar la estabilidad monetaria y regresar al crecimiento económico. El presidente electo es un economista versado en la Escuela austríaca. Como tal, entiende que se deben eliminar los controles de precios y divisas, al igual que todos los impuestos a las exportaciones. Milei incluso ha sugerido que derribará las barreras al comercio global unilateralmente, un cambio radical y necesario después de ocho décadas de fracasos proteccionistas.

La propuesta más importante de Milei es dolarizar la economía argentina y cerrar el banco central. La dolarización es la mejor opción disponible para reducir la inflación a un solo dígito de forma rápida y permanente. Permitir la circulación legal del dólar también protege el poder adquisitivo de los ciudadanos, pues elimina la posibilidad de devaluar una moneda local frente al dólar.

El partido de Milei no controla el Congreso, aunque probablemente formará una coalición con las fuerzas del expresidente Mauricio Macri. Aunque es improbable que el Congreso apruebe todas sus reformas, la dolarización sería un logro magnífico de por sí.

Como demuestra la experiencia de Panamá, Ecuador y El Salvador, los países dolarizados en América Latina disfrutan de menores tasas de interés y períodos de préstamo más largos para los actores solventes del sector privado. Además, la dolarización impone una fuerte restricción presupuestaria a la clase política local, la cual pierde el poder de monetizar la deuda con emisión de dinero. Esto genera un freno institucional al gasto público que resulta indispensable en Argentina.

La dolarización no es una solución milagrosa; no garantiza ni altos niveles de crecimiento económico ni buenos manejos fiscales. Pero la dolarización sí elimina la inflación de tres y hasta de dos dígitos, generando asís la estabilidad de los precios, una condición básica para que el próximo gobierno de Argentina pueda implementar otras reformas muy necesarias del lado de la oferta.

Si se lleva a cabo con éxito, la dolarización de Argentina puede tener consecuencias en toda América Latina. Dado que Panamá, Ecuador y El Salvador son países relativamente pequeños, el éxito de la dolarización en la región ha pasado desapercibido. Argentina, sin embargo, es un país grande e influyente. Una Argentina dolarizada crearía una “zona dólar” ampliada en Latinoamérica, área monetaria que, informalmente, también incluye a Venezuela, país dolarizado de facto.

Además de aportar estabilidad monetaria, el uso común de una moneda fuerte también podría impulsar el comercio intrarregional, que se ha mantenido en niveles mínimos en América Latina, especialmente si se compara con América del Norte y la Unión Europea.

En términos regionales, la campaña presidencial en Argentina adquirió una dimensión internacional, ya que varios líderes de izquierda (entre ellos Lula Da Silva y Gustavo Petro) intervinieron descaradamente en la política argentina, oponiéndose a Milei y apoyando a su rival, el ministro peronista Sergio Massa.

Dadas las recientes victorias electorales de los aliados de izquierda dura de los peronistas en Brasil, Chile, Colombia y otros países, las elecciones en Argentina adquieren la calidad de un plebiscito sobre el futuro de toda América Latina. Como triunfo sobre la izquierda regional, la victoria de Milei es aún más significativa.

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