Estos son los retos de la nueva ministra de Minas y Energía
Los expectantes a las decisiones que se toman en este sector tan solo esperamos lineamientos apoyados en expertos y técnicos profesionales.
El pasado 6 de agosto, el presidente Gustavo Petro finalizaba con la últimas designaciones ministeriales. Y a pesar de que en campaña sus propuestas más controversiales giraron en torno al sector minero-energético, a un día antes de su posesión, su gabinete carecía de un nombramiento para la dirección del Ministerio de Minas y Energía. Es así como, mediante un anuncio a través de su cuenta de Twitter, dio a conocer que la filosofa Irene Vélez será la encargada de ocupar uno de los cargos administrativos que mayor preparación técnica requiere.
Y es que este organismo de la rama ejecutiva se caracteriza por poseer una relevancia considerable en la estabilidad económica del país en comparación con otros ministerios pues cobija las actividades comerciales que representan el 48,6 % del total de nuestras exportaciones, según datos suministrados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) en febrero de este año. Por tal motivo, este sector está delimitado por un marco regulatorio complejo y extenso, propio de un mercado que representa las bases de nuestra confianza fiscal.
En este sentido, resulta pertinente conocer los méritos que rodean a la Doctora Vélez para ser considerada como la nueva ministra de Minas y Energía, cuya trayectoria académica y profesional poca relación ha tenido con ejercicios de política energética internacional, operaciones sobre campos petroleros o proyectos de generación a partir de fuentes renovables, un tanto contradictorio para la encargada de liderar la transición energética en el país.
Para fortunio de Vélez, en el último cuatrienio Colombia ha logrado no solo fortalecer significativamente la integración de las FNCER al mercado eléctrico, sino además, se ha logrado crear una hoja de ruta sólida para el cumplimiento de los compromisos adquiridos por la Nación de cara al Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Esto se da como resultado de una labor organizada que permitió multiplicar 40 veces la capacidad instalada de generación a partir de fuentes como la solar y eólica, esperando que estos recursos representen el alrededor del 15 % de nuestra matriz energética para el 2023. En otras palabras, la nueva ministra disfrutará poder inaugurar un número significativo de obras que ya están en ejecución.
No obstante, la nueva dirección también enfrentará retos que requerirán de su más álgida preparación. Uno de ellos será afrontar el déficit fiscal que ha creado el Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles, cuyo recaudo al ser deficitario toma la importante suma de $14 billones de pesos anuales del Presupuesto Nacional. Igualmente, le representará un desafío la articulación de una política energética que, al no contemplar el fracking como una solución viable en la búsqueda de nuevas reservas de hidrocarburos, garantice la confiabilidad en el sistema eléctrico.
En todo caso, los expectantes a las decisiones que se toman en este sector tan solo esperamos lineamientos apoyados en expertos y técnicos profesionales. Que exista responsabilidad en torno a la discusión sobre si asignar o no nuevas licencias de exploración. Y que la transición energética sea entendida como una responsabilidad global en la que Colombia puede aportar sin poner en riesgo la economía del país o exponer a los ciudadanos a posibles racionamientos de energía por falta de planeación a largo plazo.
@danielamercadom
Abogada en regulación eléctrica e hidrocarburos.