Los apoyos a Petro

Sin haber cumplido siquiera cien días en el poder, Petro ha recibido la venia de varios cacaos como Joseph Stiglitz, nobel de Economía, relacionado con Chávez.


David Cancino
nov 02 de 2022 07:48 a. m.
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Las portadas de las revistas de propaganda y difusión de algunas sectas cristianas tienen su magia. Suelen representar la vida en el más allá como un éxtasis eterno de paz y felicidad. Es común encontrar en estas portadas ilustraciones de familias felices en campos verdes y soleados, rodeados de animales silvestres, flores exuberantes y frutos jugosos. El objetivo de estos pasquines es conquistar el corazón del hombre común, ofreciendo algo de calma al afán de vivir y convivir en este valle de lágrimas que llamamos planeta tierra. Algo mejor habrá de venir, suelen prometer. Por supuesto que la intención de este tipo de publicaciones no es estimular la razón, el debate o la duda, sino anestesiar la mente y persuadir. Sin mucho esfuerzo podemos deducir que tienen mucho en común con las intenciones de los políticos. Al igual que estas sectas, los políticos tienen un afán urgente por validar sus ocurrencias a como dé lugar. Les urge que sean percibidos como unos genios inmaculados. Por eso no sorprende, por ejemplo, el gasto de miles de millones en publicidad por parte de Claudia López o la contratación de bodegueros pagos por parte de Daniel Quintero en Medellín. Y claro, hay propaganda premium para algunos políticos. El gobierno Petro ha recurrido, por ejemplo, a los titulares de prensa y apretones de manos con autoridades académicas, premios nobel incluidos, que validan las ocurrencias del gobierno, como la transición energética o la propuesta tributaria. 

Sin haber cumplido siquiera cien días en el poder, Petro ya ha recibido la venia de varios cacaos como Joseph Stiglitz, nobel de economía, defensor intransigente de las reformas de Chávez; Thomas Piketty, famoso por devolverle prestigio a la idea de la redistribución del ingreso; Mariana Mazzucato, promotora del estado interventor, y en campaña, el mismísimo Zizek, filosofo marxista, que le hizo un video promocional al entonces candidato. Como en Colombia estamos acostumbrados a darle mayor credibilidad a algo cuando el apellido suena raro o es extranjero, es normal ver titulares de prensa orgullosamente resaltan estos apoyos. Y claro, esos golpes de autoridad funcionan muy bien, tal y como las ilustraciones de las portadas de los testigos de jehova, mucho más cuando el mensaje que mejor sabe posicionar Petro es el del gobierno del cambio, que, en apenas cuatro años, tiene la misión mesiánica de cambiar 500 años de gobierno neoliberal y de derechas.

Hay que decir que los colombianos estaríamos orgullosos de saber que nuestro presidente recibe el aval de autoridades económicas de talla mundial, ni más faltaba, pero no por haber recibido premios rimbombantes o ser estrellas fugaces en las estanterías de las librerías, sino porque sus ideas cuando fueron aplicadas funcionaron. Ese no es el caso de Mazzucato, Piketty o Stiglitz, que defienden la ya antiquísima y fracasada receta del intervencionismo estatal y el dirigismo económico. Esas ideas viejas renovadas por el maquillaje que ofrece la juventud y el mercadeo, tienen el mismo propósito de los pasquines que prometen la felicidad eterna. Ideas que ya han hecho pasar a varios países del vecindario por todo un infierno en la tierra. 

David Cancino
Twitter: @davidcancino
Administrador de Negocios Internacionales especializado en Asuntos Económicos

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