Mentira histórica | Por: Fernando Posada
A estas alturas negar el reclutamiento forzado no salvará a la Farc de tener que enfrentar esta realidad y poner la cara ante la Justicia Especial de la Paz.
Por: Fernando Posada*
@fernandoposada_ en Twitter
En los días recientes antiguos jefes de la desarmada guerrilla de las Farc han afirmado en varias declaraciones públicas que ese grupo armado nunca reclutó ilegalmente menores de edad. Se trata de una inaceptable negación de la historia que el país entero ha conocido y que la misma guerrilla reconoció en varios episodios históricos.
Las Farc, en varios momentos de la historia de Colombia incluyendo las negociaciones de paz de La Habana y del Caguán, reconocieron la participación de menores de edad en sus filas. Es entonces una peligrosa tergiversación histórica que ahora los antiguos jefes guerrilleros busquen cambiarle de nombre a esta práctica que el país entero ha conocido.
Varios voceros del partido Farc, incluido su jefe y antiguo máximo comandante Rodrigo Londoño, han afirmado en días recientes que se trataba de la participación voluntaria de menores de edad en sus filas. Pero es un hecho que el reclutamiento de menores de edad, tipificado en el Estatuto de Roma como un crimen de guerra, es uno de los capítulos más oscuros del conflicto armado colombiano cometido por parte de casi todos los actores que participaron en el.
Numerosas investigaciones han revelado que han existido cientos de casos de reclutamiento forzado en Colombia. La publicación ‘El delito invisible’ escrita por la Comisión Colombiana de Juristas en el año 2009 evidenció que existían datos y evidencia de reclutamiento de menores en departamentos como Nariño, Meta, Cundinamarca, Guaviare, Bolívar, Sucre, Cauca y Antioquia.
La documentación con respecto a este delito ha sido cada vez más completa en años recientes. "Las Naciones Unidas verificaron 81 casos de reclutamiento y uso de niños por grupos armados en 25 departamentos y en Bogotá, incluidos 58 niños por parte de las Farc EP y 17 por el ELN". Reportó la Defensoría del Pueblo en 2014.
A estas alturas negar el reclutamiento forzado no salvará a la Farc de tener que enfrentar esta realidad y poner la cara ante la Justicia Especial de la Paz por esa horrorosa práctica.
Por más que lo nieguen está ampliamente documenta a través de cientos de testimonios, de denuncias y de reportes de organismos internacionales y nacionales ¿como cuáles? la Defensoría del Pueblo y de entes internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Naciones Unidas y Human Rights Watch.
Nadie, absolutamente nadie, creerá esa mentira histórica que ahora los excomandantes de las Farc insisten en repetir. Y en cambio sí llenan de indignación con absoluta razón a un país que busca en el reconocimiento de la responsabilidad histórica de los actores que participaron en el conflicto armado, una forma de sanar las heridas y cerrar los capítulos de horror.
La voluntad de paz requiere de acciones concretas, de reconocimiento de las culpas por parte de todos los actores del conflicto armado y la negación de esos horrores que ya han sido documentados además, solo llenarán de desconfianza a la ciudadanía y fortalecerá los argumentos de quienes celebran ver tambaleando los logros de la paz.
Uno de los elementos inaplazables de una paz estable y duradera es el compromiso con la verdad, por encima de los cálculos políticos y jurídicos de los grupos armados ilegales que hicieron parte un conflicto.
Ante las mentiras que hoy repiten antiguos jefes de la guerrilla de las Farc, resulta urgente que instituciones concebidas por el acuerdo de paz como la Comisión de la Verdad y como la Justicia Especial para la Paz se pronuncien con contundencia ante las mentiras de las Farc y de cualquier otro grupo armado que insista en negar los horrores cometidos en el marco del conflicto armado. La ciudadanía debe depositar toda su confianza y sus expectativas en las acciones de la Justicia Especial para la Paz.
Las palabras de negación por parte de los victimarios son precisamente el escenario para que esas instituciones de justicia y verdad, concebidas por el acuerdo de paz, defiendan la veracidad de los hechos y recuperen la confianza que algunos ciudadanos han perdido.
Así mismo digo, ojalá anteriores negociaciones de paz en la historia de Colombia como las que llevaron al desarme de grupos ilegales como el M-19 y las AUC hubieran establecido también un compromiso con la verdad, con relación a este crimen.
*Politólogo y columnista de opinión