COP16 en nuestro horizonte: El Gobierno y sus deberes indispensables
“No hay lugar para la inacción. Ser sede de la COP16 va más allá de ser uno de los países más biodiversos del mundo”.
La noticia de que Colombia será la sede de la COP16 sin duda supone un escenario perfecto para poner sobre la mesa conversaciones sobre protección y restauración de la naturaleza. Pero antes de poder imaginar todo esto, es vital que el Gobierno se comprometa con acciones tangibles para ampliar la protección en áreas críticas para la conservación, las soluciones basadas en la naturaleza, y la preservación de sus valiosos ecosistemas como la Amazonía, los Océanos, los Páramos, los Manglares y las Llanuras. En línea con el compromiso histórico asumido en la edición anterior, de proteger el 30% del planeta para 2030.
La COP16 es un evento igual de importante a la cumbre del cambio climático, que reúne a más de 190 países, organizaciones, grupos de jóvenes, sociedad civil, academias y público en general cuyo objetivo es abordar la pérdida de biodiversidad, restaurar los ecosistemas, repartir los beneficios de forma justa y equitativa y proteger los derechos de los Pueblos Indígenas.
Canadá fue el último país en organizar la Cumbre de Biodiversidad, en diciembre de 2022, junto con China, que presidió la reunión. COP-15 finalizó con un acuerdo muy esperanzador, orientado a acciones mundiales en favor de la naturaleza con miras al 2030 tras la adopción del Marco Mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica. Este plan incluye medidas concretas para detener y revertir la pérdida de la naturaleza, incluida la protección del 30% del planeta y la restauración del 30% de los ecosistemas degradados.
También, es importante el contexto en el que llegará esta COP16, luego de que en la COP28 de Cambio Climático recién finalizada, los países se comprometieron a una transición alejada de los combustibles fósiles y esto debe ser acompañado de señales claras que busquen proteger la biodiversidad, nuestra mejor aliada para combatir la crisis climática en la que nos encontramos.
Lo cierto es que no hay lugar para la inacción. Ser sede de la COP16 va más allá de ser uno de los países más biodiversos del mundo, representa la oportunidad de demostrar, a través de acciones climáticas y ambientales tangibles, la capacidad de Colombia para liderar la construcción de un futuro equitativo, sostenible y justo. El Gobierno colombiano tiene la responsabilidad de estar a la altura de las circunstancias, actuando como motor de cambio y mostrando un compromiso real con la protección del medio ambiente y la construcción de un mundo más sostenible.