BASHAR TALEB
Bashar Taleb tiene 30 años, es palestino, vive en Gaza y desde el 2024 es el fotógrafo principal de la agencia de prensa AFP en esa ciudad.
A través de imágenes desgarradoras ha registrado segundo a segundo la barbarie desatada contra su pueblo. Sin descanso ha permanecido en las calles cumpliendo con su deber profesional y también padeciendo el sufrimiento de todos.
Pero el pasado 19 de julio un mensaje lánguido, pero contundente, escrito por él en las redes sociales, estremeció a sus compañeros periodistas y al mundo.
"Ya no tengo fuerzas", dijo, "por primera vez me siento derrotado" agregó, evidentemente golpeado.
Bashar no tiene que comer, su hermano mayor murió víctima de la hambruna. Bashar vive en las ruinas de su casa, destruida por los bombardeos israelíes, con su madre y otros cuatro hermanos, que pareciera tienen los días contados. "Estoy delgado y ya no puedo trabajar", gritó el reportero.
Un informe de la BBC de Londres denunció esta tragedia.
La Sociedad de Periodistas de la agencia francesa de noticias dijo en un comunicado, "desde nuestra fundación en 1944 hemos perdido periodistas en conflictos, hemos tenido heridos y prisioneros, pero ninguno de nosotros recuerda haber visto a un compañero morir de hambre".
Bashar Taleb ha cubierto la masacre en Gaza, sin embargo, las mismas tristes circunstancias que motivan su trabajo lo alcanzaron.
Sus colegas han dicho que, si él y otro numeroso grupo de periodistas no son rescatados, inevitablemente morirán de hambre.
Además del evidente riesgo para su vida, Bashar mantiene en la indigencia, sufre graves enfermedades intestinales y a pesar de que recibe su salario, en Gaza no hay nada que comprar y lo poco que se consigue tiene precios exorbitantes. No hay sistema bancario, en fin, el infierno en la tierra.
Lo que sucede en Gaza lo reportan solo Bashar y algunos otros reporteros locales porque la prensa internacional tiene prohibida la entrada. Pero si no se actúa rápido su muerte es inminente.
El caso de Bashar Taleb no es solo otro rostro de la tragedia de Gaza, es también el recordatorio del valor de la prensa, la demostración de que los reporteros están hechos de una madera especial y de que más allá de las circunstancias, el verdadero periodista arriesga la vida por informar.
En tiempos en los que algunos engolozinados con el poder amenazan a los periodistas y se regodean hablando de censuras y cierre de medios de comunicación, cómo se torna significativa y conmovedora la historia de Bashar Taleb, por reporteros como él, es que el periodismo sobrevive más allá de los influencers y los bodegueros que quieren hacerse llamar "medios alternativos".
Fue la pregunta de un periodista la que desencadenó los hechos que terminaron con la caída del Muro de Berlin; fue la investigación de dos periodistas la que provocó la renuncia de Nixon, en su momento el hombre más poderoso del mundo; fue la fotografía de unos niños desnudos quemados por el Napalm, corriendo despavoridos por una carretera de Vietnam, la que supuso el fin de una guerra infame. Podría enumerar muchos, muchos casos más para demostrar el valor de la prensa y su significado en la sociedad, pero me quedo con el valiente Bashar Taleb. Mientras existan decenas como él en todos los rincones de la Tierra, la barbarie donde sea que quiera reinar tendrá su fin, la verdad prevalecerá cuando algún tirano quiera ahogarla, la historia podrá escribirse del lado correcto y la decencia vencerá a la corrupción y la mentira.
Al momento de escribir estas líneas no se sabe la suerte del joven fotógrafo de AFP, como es incierta la situación de muchos otros reporteros que en distintos países intentan contar lo que sucede así a alguien le incomode.
Por Bashar y tantos otros como él, los que aún podemos informar libres y seguros, debemos continuar, sin importar quién gobierne, sin medir consecuencias, porque nuestra deuda es con la verdad.
Y en Colombia sí que es arriesgado pagar esa deuda, por eso el ejemplo de Bashar es tan conmovedor como significativo. Según la FLIP, en nuestro país durante 2024 se registraron 530 agresiones contra periodistas. Tres fueron asesinados, pero hay una cifra que es alarmante dentro de todo lo alarmante que es el informe, 124 de estas amenazas provinieron de funcionarios públicos, en un claro ejemplo de estigmatización y hostilidad hacia el ejercicio de la prensa.
Si esto pasa en un país que se precia de tener una democracia medianamente estable e instituciones sólidas, nadie se alcanza a imaginar lo que sucede en Gaza con Bashar y otros tantos reporteros que tratan de contarle al mundo la pesadilla de la muerte y la hambruna que se posó sobre la ciudad.
Así que más allá de los hechos y los intereses de quienes los provocan, la reportería sobrevivirá y la prensa libre seguirá siendo la base de cualquier mundo civilizado. Por eso, cómo retumba hoy poderosa y sublime esta sentencia, "El buen periodismo incomoda al poder, porque busca la verdad donde otros prefieren ocultarla".