La firma

El fondo de este nuevo capítulo de la encrucijada venezolana está más allá de las razones de Edmundo para firmar la dichosa carta, razones que cada quien evaluará y sacará sus propias conclusiones.


Gustavo Nieto
sept 21 de 2024 10:04 a. m.
Unirse al canal de Whatsapp de Noticias RCN

Las últimas revelaciones sobre las circunstancias que rodearon la salida de Edmundo González de Venezuela, la noche del pasado 7 de septiembre, dejan una inevitable sensación agridulce. Sin pretender deslegitimar la decisión del presidente electo de exiliarse en España, suena al menos confuso que quien pretende que el mundo lo reconozca como el mandatario legítimo de los venezolanos, firme un documento en el que dice que acata la decisión del Tribunal Supremo de convalidar el triunfo de Nicolás Maduro y, suena más confuso aún, que solo salga a explicar por qué lo firmó después de que el presidente de la asamblea chavista, Jorge Rodríguez, lo diera a conocer públicamente.

Cada uno es dueño de sus propios miedos, ni más faltaba que desde esta columna vaya a criticar siquiera de lejos la decisión de Edmundo de firmar ese documento, sobre todo si de por medio estaba en peligro su integridad y la de su familia, sin embargo, surgen otras preguntas: ¿Cómo y por qué ingresaron a la Embajada de España la vicepresidenta Delcy Rodríguez y el líder chavista Jorge Rodríguez? Si es verdad que González fue coaccionado para firmar, ¿el embajador de España que estaba la residencia estuvo de acuerdo?

Delcy Rodríguez está sancionada por la Unión Europea, ¿ese no sería un atenuante para considerar su ingreso a la sede diplomática de un país del ‘Viejo Continente’? Y hay otra duda ¿Por qué Edmundo González abandonó la Embajada de Países Bajos para buscar refugio en la de España?

Por principio no le creo al chavismo, pero entonces ¿a qué se referirá el señor Rodríguez cuando asegura que si González no rectifica dará a conocer grabaciones que dejarían en claro que pasó durante ese encuentro?

Ahora, el propio Edmundo González, que ha revelado los detalles de este trance a cuentagotas, confirma que María Corina no sabía que iba a abandonar el país. ¿Cómo explicar que no le contara a su mentora y supuesta socia en esta resistencia contra la dictadura?

En las últimas horas el Gobierno español aclaró que su actuación se limitó a permitir las gestiones que Edmundo decidió hacer para salir del país, pero francamente este episodio aún tiene muchas cosas que deben esclarecerse. No dudo que Edmundo fue presionado, de hecho, presionar es un comportamiento habitual de los guardianes del chavismo y tampoco habrá que dudar del papel de España, que a pesar de no reconocerlo como el legítimo presidente, al final del día se convirtió en un salvavidas para un hombre que talvez no estaba preparado para contener la arremetida del régimen tras las elecciones.

Sin embargo, si el documento fue firmado bajo coacción carece de toda validez y hacerlo firmar de Edmundo es en sí mismo una contradicción porque si Maduro ganó limpiamente, como ellos lo aseguran, qué sentido tiene que esa victoria tenga que ser refrendada por el supuesto perdedor. De haber sido una elección honesta, las actas y las cifras hablarían por si solas.

Insisto, echar mano de una carta firmada por Edmundo en vez de mostrar las actas para validar el supuesto triunfo del dictador es otro esperpento "chambón" de un régimen acorralado. Pero el fondo de este nuevo capítulo de la encrucijada venezolana está más allá de las razones de Edmundo para firmar la dichosa carta, razones que cada quien evaluará y sacará sus propias conclusiones.

El fondo, señores, está en lo que en este preciso momento debe pasar por la cabeza de los 1.834 presos políticos que sufren el encierro del régimen, esos que se han negado a firmar un papel que los salve de una cárcel injusta, que prefieren estar tras las rejas antes que ceder a sus principios, que resisten solo con el apoyo de sus familias desesperadas y perseguidas, esos como Leopoldo López, que prefirió el martirio y la tortura antes que darle la espalda a su pueblo, como bien lo relata Javier Moro en su libro "Nos quieren muertos". Esos que como María Corina no se van porque está primero defender la verdad y asumieron el compromiso de hacer lo correcto.

En este "sálvese quien pueda", una sola cosa es irrebatible y merece todo el reconocimiento, María Corina es la de los pantalones bien puestos y la figura llamada a recomponer la democracia venezolana y refrendar el sacrificio de los miles que pasan sus días en los calabozos del régimen, porque ella es su rostro y, sin dudarlo, decidió hacer lo correcto.

Unirse al canal de Whatsapp de Noticias RCN

Otras noticias