…Y mientras tanto
Si el gobierno no tiene prioridades, pongámoslas nosotros, los ciudadanos, y exijamos que nos respalde en lugar de estar exigiendo respaldos.
En dos años largos del gobierno Petro es casi imposible no escribir sobre alguno de sus mensajes en X o sus discursos cada vez más largos y confusos. Se nos vuelve recurrente, pero sobre todo aburrido, caer en los falsos dilemas que nos propone el mandatario como insumo
permanente de la discusión nacional. Que si una Constituyente, que la reelección, que Asambleas populares, que si cambiamos el escudo nacional, que si paneles solares en vez de vacas y así sucesivamente se
nos va la vida atentos a cada ocurrencia para de nuevo empezar en un aburrido y desgastante debate que solo logra distraernos de lo que de verdad debería importarnos.
El último gran tema es el del golpe blando, que ya va en golpe de Estado. La decisión del Consejo Nacional Electoral de investigarlo sí que le dio las alas al jefe del Estado para desatar todo su verbo en contra del establecimiento y fortalecer su teoría de que lo quieren sacar a la fuerza del gobierno.
De lo anterior no hay una sola prueba, sin embargo, fue el “papayazo” perfecto para que Petro justifique su tesis y por encima de la discusión jurídica en torno al anuncio del CNE, el país está otra vez metido en el “Petro no está solo”, “el poder es del pueblo”, “no pasarán” y todas las arengas correspondientes a estos casos. Se anuncian marchas, e incluso en tono inevitablemente amenazante, Petro advierte que “la movilización será diferente a llenar plazas públicas”. ¿Qué quiere decir? Ya veremos, pero amenazante sí suena.
Amenazante o no, que si el CNE es competente para investigar al presidente, que los magistrados son unos “politiqueros pagos” o que no hay el tal golpe, el país sigue tratando de avanzar en medio de varias incertidumbres por las que de verdad alguien debería respondernos y por las que no veo mayor preocupación del Ejecutivo.
Esta misma semana la comenzamos con una alerta; la inminente escasez de gas. Según Naturgas, a partir del primero de diciembre se materializaría el déficit del combustible para atender el 12 por ciento de la demanda del país. Después de 45 años de ser autosostenibles y de solo importarlo para las térmicas, se empezaría a comprar para atender hogares y vehículos y si no se hace, habría racionamientos.
Y todos tan tranquilos, incluso el propio Petro días antes se lamentaba de la confirmación del hallazgo del pozo de gas más grande de la historia. “El gas no es el futuro” dijo, y mientras tanto ¿cómo le vamos a hacer para el presente? El ministro de Minas y Energía dijo que sí habrá suministro, amanecerá y veremos porque el problema no está solo en este sector, el apagón físico también es una posibilidad real. Andesco y Asocodis dijeron que el Gobierno les adeuda a las empresas comercializadoras de gas y energía 7 billones de pesos entre subsidios a los estratos 1,2, y 3 y la opción tarifaria. Aseguran que si no les cancelan, el apagón está a la mano.
Las empresas generadoras dicen que la demanda de energía aumenta y la generación actual no da abasto. Mientras no haya estabilidad jurídica y confianza, es poco probable que inversionistas quieran participar en las dichosas subastas que permitan ampliar la generación. Es decir, la “tormenta perfecta” y de ‘ñapa’ los proyectos de energías renovables, que son la apuesta de Petro, naufragan entre la ineficiencia y el mar de trámites en la Agencia de Licencias Ambientales y las CAR. Se teme que la demora impida que puedan apoyar el sistema.
Ojalá solo estas fueran nuestras preocupaciones. La violencia es aterradora, el fin de semana anterior, fueron asesinadas 15 personas en seis masacres en distintas zonas del país. Semejante tragedia debería sacudir los cimientos de cualquier gobierno. Es que son 56 masacres en lo que va del año, una situación insostenible que en otros tiempos fue abono para que, quienes hoy gobiernan, hicieran oposición. Se dolían de cada muerto y señalaban a diestra y siniestra. Hoy no es un tema especialmente importante. Como parece no serlo la escasez de medicamentos.
Según el Invima, a septiembre hay desabastecimiento de 14, entre ellos la Insulina Isofana, sin embargo, lo más delicado es que los pacientes aseguran que no están recibiendo la insulina Lispro, vital para los diabéticos. Se estima que en Colombia al menos el 10 por ciento de la población sufre esta enfermedad, todos con el credo en la boca, una tragedia en ciernes.
Y así todo, el problema más grave para este gobierno y sus seguidores es que el CNE le abrió una investigación administrativa al presidente. Y hay que decir, que si llegan a establecer alguna responsabilidad del entonces candidato, tendría como máximo castigo una multa. Y mientras tanto, los ciudadanos se debaten entre estas realidades que llevan a una pregunta inevitable ¿Y qué es lo que hay que defender de este gobierno?
Seguimos contabilizando masacres, contando los días para que llegue la escasez de gas, sumando minutos para el apagón y rogando para no enfermarse y tener que padecer por la falta de un medicamento. Si el gobierno no tiene prioridades, pongámoslas nosotros, los ciudadanos, y exijamos que nos respalde en lugar de estar exigiendo respaldos, sinceramente inmerecidos.