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¿El Jesús de la Historia o el Jesús del Evangelio?

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite…” (Isaías 9: 6-7)


Hernán Estupiñán
dic 17 de 2025 01:10 p. m.
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Es innegable, Jesús fue anunciado desde épocas de los profetas, para algunos como el hombre y el personaje que dividió la historia de la humanidad en dos, y ciertamente a eso vino, a dividir entre quienes no creen en él como Mesías y quienes sí lo aceptamos como Dios. Esto es lo que la humanidad conmemora en esta época del año. Alejémonos de vanas discusiones como aquella de que Jesús no nació en diciembre y si los reyes eran o no eran magos sino astrólogos, etc. Lo que proclama la Biblia es que Él nació y vino a cumplir su papel de Salvador. Por esto, quiero dejar abierta una pregunta, no para polemizar sino para mirarnos al espejo: ¿En cuál Jesús crees, en el del Evangelio o en el de la Historia? Y yo voy a dar respuesta con libros que orientan, y que no son sagrados sino del mundo, pero están escritos por autores que se han hecho la misma pegunta y han tratado de responderla con argumentos:

 

Mentiras, 12 mitos sobre el cristianismo histórico, (HarperEnfoque), del historiador Cristian Iturralde, un completo recorrido por diversas épocas que analiza cómo la historia ha sido utilizada como herramienta para desmantelar la fe y distorsionar la verdad sobre nuestra civilización. Por ejemplo, el falso antagonismo entre cultura, ciencia y religión con un justo y llamativo listado de científicos, muchos de ellos premios Nobel que son verdaderos creyentes sin soslayar sus conocimientos sobre medicina, química, física o neurología, porque hombres como doctor Francis Collins, entre otros, autor de “Como habla Dios”, han afirmado que el estudio minucioso del genoma humano, que él llama "el lenguaje de Dios", le mostró que Dios utiliza la evolución como su mecanismo para crear, permitiéndonos ver la majestuosidad de su obra en la complejidad del genoma, lo cual es un acto de adoración y una forma de acercarse a Él. Iturralde aborda también espinosos fenómenos como el de los falsos humanistas, los herejes, la Inquisición, los indios americanos, la esclavitud, y uno muy llamativo, “Jesucristo y las mujeres”, para desentrañar las falacias más persistentes y los ataques ideológicos injustos al cristianismo.

 

Evangelio según Marx, un manual para despolitizar a Jesús, (sello editorial Vida), de Joe Owen, director del Departamento de Idiomas Mundiales en “Answers in Genesis”. Aborda desde los debates de género hasta la revolución cultural de las ideologías “Woke”, aquellas que se han apropiado de discusiones como el racismo, la desigualdad y las injusticias sociales. El riguroso trabajo del autor sobre el pensamiento marxista y la posmodernidad deja ver con claridad y honestidad la influencia de esas formas de pensamiento que pretenden redefinir al hombre desmantelando el orden divino. Recientemente el filósofo holandés Rob Riemen, fundador y presidente del Nexus Institute, un foro intelectual independiente, hizo la siguiente afirmación: “Los seres humanos no somos un valor de mercado y esta situación tiene que ver con la pérdida de lo sagrado, es decir de los valores, que su vez está relacionada con la devaluación del lenguaje, con el hecho de que las palabras están vacías y han perdido su valor simbólico”. En resumen, los discursos engañosos y mentirosos y las falsas narrativas, han desdibujado la identidad y la moralidad.

 

Y para hablar de lo divino menciono ahora los libros de dos mujeres novelistas:

 

Noventa y nueve cuentos Divinos (Planeta, Seix Barral), de la norteamericana Joy Williams, una muy selecta colección de relatos breves a medio camino entre lo humano y lo sublime con personajes desde Kafka hasta O. J. Simpson y, desde luego pasa por uno de los más grandes, el autor de Anna Karenina. La autora le pregunta al lector: “¿Conoces ese sueño de Tolstói en el que se halla en una suerte de camastro suspendido entre un abismo abajo y otro encima? ¿Sabes a cuál me refiero? En fin, fui yo quien se lo regaló, dijo el Señor”. El cuento se llama “Procura acordarte”. Y claro, Joy, lo sabemos quienes conocemos a través de la lectura y de la historia de vida al conde ruso. Tolstói vivió esa experiencia en la llamada Noche de Arzamas, cuando vio su miseria humana reflejada en un sueño transformado en pesadilla y decidió cambiar el infierno terrenal de la opulencia, el orgullo y la soberbia por la esperanza cierta de la salvación espiritual a través del amor de Cristo, tal como lo narro yo en “Tolstói o el arrepentimiento”. Pero volvamos a la autora, Joy Williams escribe otros microcuento en los que prima la fe sobre la razón, como este en el que un monje encargado de cuidar un jardín cada vez más mustio le dice al dueño que volverá a florecer, lo dice porque ve por fe, no por vista, y lo dice porque se estaba refiriendo, no a las flores secas, sino a la florescencia de su corazón triste y apagado.

 

Finalmente recomiendo El viento que arrasa (Literatura Random House), de la argentina Selva Almada, un potente relato sobre la perseverancia de un pastor cristiano que anhela conquistar para Dios el alma de un joven campesino abandonado por su mamá y ahora bajo la custodia de su supuesto padre, un mecánico alcohólico y ateo que no ve más allá de su ruinosa vida rural y se opone férreamente a la intención del pastor. Como dijo la autora en una entrevista, “al reverendo yo inicialmente lo veía como un personaje contradictorio, pero empecé a creerle, porque realmente cree en lo que dice”. No podría haber sido de otra manera, Selva, tu personaje trabajaba con la profunda y sincera convicción de la fe y del amor incondicional de Cristo.

 

En fin, libros para leer y reflexionar no solo en esta temporada de Navidad y Año Nuevo, sino cuando se quiera, porque ni la historia y mucho menos la fe, son un asunto de ocasiones –sí de celebraciones–, y en esta época del año y en este momento de la humanidad los que creemos celebramos que Dios hecho hombre haya venido a redimirnos. Por si acaso alguien no lo sabe o lo ha olvidado, cuando el profeta Isaías anunció a Jesús dijo que se llamaría Emanuel, cuyo significado es “Dios con nosotros”.

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